viernes, 27 de febrero de 2009

Papeleras para llegar a la NBA

Esta mañana, mientras esperaba el metro en la estación a la que accedo habitualmente he sido testigo de toda una hazaña deportiva. En una de mis miradas sin un destino claro he reparado en que encima de una de las lámparas de tubos fluorescentes (de esas que hay en las estaciones más modernas), que cuelgan de los techos con unos cables metálicos a una altura de casi tres metros, y que tiene una anchura de poco más de 20 centímetros, ¡había una botella de plástico de agua! Y digo de agua porque tenía el tapón azul.

Qué fenómeno el tío/a que había dejado allí la botella. O es un gigante muy gigante o un jugador de baloncesto en potencia de categoría universal. Vaya puntería. Los hermanos Gasol, Rudy y Ricky son unos paquetes a su lado. Claro que, a lo mejor era sólo un aspirante que, en un afán por esforzarse, ha hecho intentos e intentos hasta que ha logrado "encestar" encima de los tubos fluorescentes.

Desde luego, nuestro jugador/a estaba comprometido en lograr este acierto porque prácticamente debajo había una papelera. Que tontería, ¿a quién se le había ocurrido colocar allí la papelera? Si había allí mismo una canasta.

Los guionistas del telediario

Los guionistas de algunas series de televisión son tremendos. Mejor dicho, son unos tremendistas. Quizá no tengan más remedio para atraer al público. Debe haber emoción, diversión, pasión, tensión... Si se va el público, se acabó la serie o, como mucho, caería al pelotón de castigo de un canal de televisión digital terrestre (TDT) de tercera fila.

Pero, hay veces que a los guionistas se les va la mano. El otro día, en un capítulo de una popular serie estadounidense de hace pocos años que ofrecen en un canal de TDT pasaba de todo. En poco tiempo, la madre iba a hacerse las pruebas de revisión por un cáncer; el hijo, que ya llevaba un brazo escayolado, sufría un grave accidente al caerse sobre la luna de cristal de un bar y romperlo, sufría, si no me equivoco, un traumatismo cráneo encefálico y tenía que ingresar en la UVI; pero, mientras estaban en el hospital, el abuelo (en este caso, abuelastro, si es que se dice así) sufría un infarto y se moría. Y sin olvidar que los protagonistas son médicos, entre ellos el que al mismo tiempo es padre, marido y yerno de los involucrados en la tragedia. Todo en menos de diez minutos reales de capítulo. No quedaba casi ni el apuntador, y eso que no había balas de por medio. Estos guionistas, ¿habrán trabajado en el telediario?

jueves, 26 de febrero de 2009

McDonald's desafía al solomillo, y al entrecot

Me encanta una publicidad de McDonald's que ha aparecido estos últimos días en televisión. La popular cadena de restaurantes de comida rápida ensalza un premio sobre la calidad o la seguridad alimentaria. No recuerdo bien el anuncio, pero si mantengo la idea final. Es muy bonito. Salen vaquitas, campos de trigo, unos tomates rojos preciosos, unas huertas verdes. Me parece que componen la figura de una hamburguesa. Y todo realmente en defensa de la gran calidad y el buen sabor de sus alimentos.

Después de ver el anuncio dan ganas de salir corriendo a comer un Whopper... ¿Qué he dicho? Un Big Mac, je je je. Están ambos casi igual de ricos.

Pero ha sido una buena idea. Como a Burger King se le ocurra un anuncio similar, el solomillo está herido de muerte. Y el entrecot, desangrado, y no por estar poco hecho. De ahora en adelante, la gente va a salir a la calle gritando, “quiero un whopper”. Cuando lleguen a un restaurante, no van a pedir un solomillo, de buey, por ejemplo, van a pedir un Big Mac. Mejor dicho, menú Big Mac, con patatas fritas y Coca Cola. Con este frente, no sólo el solomillo o el entrecot están amenazados. ¡Temblad Rioja, Ribera del Duero y Cariñena!

miércoles, 25 de febrero de 2009

Solución para salir de la crisis I

No cabe la menor duda de que hay miles, incluso millones de personas, que están analizando sesudamente las maneras de salir de la crisis. Hay que invertir por allí, gastar por allá, ahorrar por aquí... Un duro trabajo, sin duda. A mi se me ocurre una alternativa. No es un análisis muy académico ni práctico, lo reconozco. Pero, y si nos ponemos todos de acuerdo y decimos que no hay crisis.

lunes, 23 de febrero de 2009

La música obligatoria

En tiempos pasados, antes de que apareciesen los auriculares ligeros (los conocidos casquitos), era típico ver a personas, especialmente hombres, caminando por las calles escuchando la radio. Lo más habitual es que estuviesen oyendo el Carrusel Deportivo o similar, así que, sin querer te enterabas de los goles de los equipos contrarios, quisieras o no.

Cuando apareció el walkman de la mano de Sony, se podía ver a mucha gente por la calle escuchando música. Pero no había tanto ruido porque los cascos privatizaban la música para los propietarios. El problema vino después cuando, quizá por problemas de sordera o apasionamiento por escuchar una determinada canción, los dueños de los cascos decidieron subir el volumen. Se sentaban junto a ti y podías entretenerte con sus melodías. Aunque era un poco exagerado y muchas veces te planteabas, “Si yo que estoy sentado a un metro oigo la música así, él (o ella) estará como en el Joy Eslava, o en la ruta del bakalao”. Pero no eran muchos, menos mal.

En la actualidad ha proliferado una nueva especie. Los que van escuchando directamente la música desde el móvil. Por la calle, en el metro en el autobús.... ¡Y sin auriculares! Sí, sin casquitos. Directamente desde el altavoz. Ahora, en cualquier sitio, se puede oír una canción, habitualmente discotequera, aunque uno no quiera. Y se oye muy bien porque estos músicos de nuevo cuño utilizan móviles polifónicos de última generación. Reggaeton, Nena Daconte, Fito y los Fitipaldis, Calle París. Que bien se oye, que bien se entienden las letras y se diferencian todos los instrumentos.

Son muy generosos, quieren que todos escuchen su música, su arte, sus melodías. Lo malo es cuando se juntan dos individuos de esta especie. Como habitualmente las músicas que ambos llevan en sus respectivos móviles es de gran calidad, los oyentes no sabemos cuál elegir. Qué lástima. Con lo bonitas que son las dos, o incluso las tres. De verdad, “bravo por la música, que nos hace mágicos, bravo por la...”

domingo, 22 de febrero de 2009

El tetris es demoledor

No se me ocurría mejor calificativo. Al menos ahora. Demoledor. Siempre me gustó jugar al tetris. Recuerdo la época de adolescente en los bares que tenían el maravilloso juego de las piececitas que bajaban del cielo y había que ir construyendo líneas. Sin dejar hueco. Al principio creía que lo más importante era hacer las líneas a toda velocidad, y evitar que subiera la construcción. Estaba equivocado. Lo más emocionante y lo que más puntos proporcionaban era, y es, hacer líneas de cuatro en cuatro. Y digo que recuerdo los bares, o los juegos recreativos, porque el tetris sólo estaba allí.

Ahora es distinto. Quizá porque la tecnología informática es ahora superior, todos los que queremos y tenemos ordenador en casa podemos tener este juego, creado creo, por dos rusos de complicado apellido. He picado, lo he vuelto a abrir. Pero sólo para ver sus nombres. Idea original de Alexei Pazhitnov, y programa y diseño original de Vadim Gerasimov.

Como bajan las piezas. Las amarillas encajan a la derecha con la parte larga mirando hacia abajo. Las moradas justo al contrario. Los cuadraditos encajan muy bien, pero si en la construcción se deja un hueco de al menos dos espacios. Si no, se acaba la esperanza de hacer tetris, es decir cuatro líneas de una tacada, casi mil puntos.

Pero como pasan las horas, con la música encendida, parece que las canciones se aclimatan a su ritmo. Una partida, y otra, y otra, vaya un récord, vamos a mejorarlo. Y una más. Ya es de noche, pero, ¡si empecé después de comer! Bueno, después de la siesta. ¿Será verdad que es un juego absorbente? A lo mejor. Hay una leyenda urbana, fortalecida ahora por los ecos de internet, que comenta que el tetris lo inventaron los rusos, soviéticos entonces, en los años 80 del siglo pasado para debilitar las mentes de Occidente. O algo parecido. Parece que Leonidas Brezhnev, Yuri Andropov, que mandó en la KGB, y Constantín Chernyenko nos amenazan todavía. Hay que defenderse.

Por cierto, ¡como un ordenador como el que utilizado para escribir este texto!, un Asus Eee, que trae de fábrica instalado el propio juego del tetris, vaya el procesador de textos y no reconozca la peligrosa palabra y me la subraye, a modo de falta de ortografía durante el propio texto. Vaya fallo de Linux je je je. Punto a favor de Microsoft, aunque su procesador de textos Word tampoco la reconoce. Linux se ha vengado sólo 14 palabras después.

viernes, 20 de febrero de 2009

La antigua modernidad

En 1929, mis abuelos, cada uno por su cuenta, acudieron a Barcelona a la Exposición Universal. Un evento que entonces fue un homenaje a la modernidad. Cuentan las crónicas de entonces que los visitantes pudieron disfrutar de los alumbrados especiales en los edificios, de las primeras fuentes automatizadas (se dice que eran cibernéticas) así como montar en las primeras montañas rusas que se instalaron en España.

Esta semana he estado tres días en la capital catalana en una gran feria mundial sobre telecomunicaciones, celebrada, precisamente, en el mismo lugar que la exposición de 1929. Ahora, es distinto. Bonitos móviles táctiles, con conexión a internet, con televisión, con proyector, con videojuegos, con música. Parecemos la culminación de la modernidad, pero no deberíamos creerlo con demasiada rotundidad.

Me gustaría ser Julio Verne y hacer pronósticos sobre el futuro pero mi imaginación no es tan buena. Aunque, sí me gusta bromear sobre lo que dirían de nosotros dentro de 80 años. “En 2009, año en el que hubo una gran crisis económica, los muy animales utilizaban unos aparatos para hablar, a los que llamaban móviles, que emitían unas radiaciones terribles. Con lo cómodo que es llevar el altavoz implantado en el oído (este ejemplo no es idea mía. Fue de los especialistas en marketing de Xfera)”. “Y decían que los móviles eran muy rápidos. Hasta que se descargaba una canción tardaban no se cuantos segundos”. “La pantalla les parecía grande y no había forma de ver una película”. “Cámara de cinco megapíxeles. La resolución era muy mala”, “De Madrid a Barcelona, el tren tardaba más de tres horas, y eso que era de alta velocidad”.

Me encantan estas comparaciones, continuarán. “En 2009, los ordenadores necesitaban un teclado para escribir. ¿Y qué es un ordenador?”

domingo, 15 de febrero de 2009

36 euros son 6.000 pesetas

Tras muchas semanas de mal tiempo, frío, nieve, niebla, nubes, lluvia, granizo.... hizo buen día en Madrid. Un sol espléndido. Salimos a pasear, porque apetecía. Cuando llegó la hora de comer, como estábamos fuera, decidimos ir a tomar algo por ahí. Teníamos hambre, pues una pizza. Y fuimos al "PN-PN" (uso las iniciales), es una cadena nacional, hay en varias ciudades. No está mal. Me gustan sus pizzas y sus pastas.

La cuestión polémica vino al término de la comida. Pido la cuenta y ¡36 euros! ¡6.000 pesetas! Comimos 2 pizzas, una marinera y una calzone de atún. Para beber, una botella de agua y una clara de limón. No hubo postre, ni entrante. Ah, se me olvidaba, el cubierto (compuesto por un trozo de pan para cada uno y, según me pareció, unas trenzas resultados de la masa de las pizzas).... ¡1,75 euros cada uno! ¡3,50 euros en total! ¡Casi 600 pesetas en total por el pan! ¡Y pan con las pizzas! (me recuerda al dicho pan con pan...) JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA, dos líneas enteras de carcajadas. Venga, otra línea y media más de risas, JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA

Antes, cuando cualquiera viajaba a grandes ciudades europeas y comparaba con España, se veía una diferencia. "Que caro está todo aquí", nos decíamos en Londres, París, Berlín... y no digamos en las capitales escandinavas. "Waiter, can I have a pizza, please".

No voy a entrar en analizar temas de la crisis, pero, ¿les parece normal pagar 6.000 pesetas de las de antes (no hace tanto) por dos pizzas?

sábado, 14 de febrero de 2009

La suerte del cansancio

Cuando llega al viernes, se suele estar muy cansado. Se sufre el aplomo de toda una semana de trabajo. Y es difícil concentrarse. El sueño es la primera llave.
Es una suerte estar cansado después del trabajo.

viernes, 13 de febrero de 2009

Una de camarones

Camarón es muy majo, muy majete. Cuando gira su cabeza y te mira, te llegas a preguntar, ¿me estará viendo? Puede que sí, puede que no, como dice el chotis, aunque los libros sobre su especie aseguran que son casi unos cegatos. Pero aunque no vea, me cae bien.

Sí, Camarón es un hamster que vive en su jaula. Y se llama Camarón. Al principio estuvo a punto de llamarse Kun Agüero pero pensé, y si el futbolista se va al Madrid o el Barça, como se va a quedar con ese nombre, me caería mal. Otro día le rebauticé como Jack Sparrow. Está claro que película acababa de ver. Pero definitivamente, es Camarón.

Nuestro protagonista esquivó la crisis inmobiliaria. Al principio tuvo una jaula de suelo y barrotes rojos. Pero se le quedó pequeña. No podía ni subirse a la rueda y eso es algo peligroso para los hamsters porque corren el riesgo de volverse obesos. A las pocas semanas fuimos a Jardiland y, sin necesidad de tener que avalar la hipoteca ante el banco, nos vinimos con un auténtico bungalow para Camarón. Con dos casitas dentro. Una gris horrorosa y una con forma de champiñón llamada The House of the Mouse. Debo decir que Camarón tiene poco gusto, duerme en la casa gris. Claro que, es más grande y allí duerme mejor y se puede meter con la comida y así desayunar en la cama, como los muy ricos. Aunque no es tan exigente, no quiere ni zumo de naranja, ni tostada ni churros. Le vale con sus piensos, sus pipas y sus kikos.

No es mi primer hamster. Antes que él estuvieron Bernabé, que era de color marrón clarito y tenía una mancha blanca en el lomo; Willy, que hacía mucho ruido y daba chillidos; Rambo, un poco insulso; Judas, casi una irreverencia pero que causó furor en el colegio; el pollo, que era catalán de Las Ramblas. Si tenían algo en común es que eran dóciles y se dejaban coger, podías acariciarlos. Con camarón no hay manera. Para sorprenderle y atraparle hay que ir por la espalda, a traición, y le coges. Pero rápidamente se desenvuelve y trata de escapar Si le dejas encima de tus manos, empieza a husmear. Hay dos opciones, si tienes los dedos pegados, te huele y a lo mejor te libras, pero como lo tengas separados, raaasss, menudos viajes que arrea. Por menos de nada, sus graciosos dientecillos se clavan en sus manos y ¡aaaayy!
A mi me da que este hamster vino de la tienda toreado de otras plazas, y se sabe los trucos del engaño. Pero, aún así, es un animalito muy simpático. Sí, Camarón es majete.

jueves, 12 de febrero de 2009

Chapuzas y trampas

No me gustan nada las chapuzas. Las deploro. Considero que son habitualmente fruto de las prisas y del poco cuidado. Pero, si cualquier lector mira mi entrada de ayer en este blog y la compara con la de antes de ayer, podrá observar que la letra es diferente. Claramente, la del martes es más grande.

Admito que desconozco el motivo. Todo se originó en la importación de un texto desde otro ordenador a través de una memoria USB. Yo, tranquilamente escribí el texto en mi preciado netbook Asus Eee PC. Sin contratiempos, después de cenar, y con el OpenOffice de código abierto. Como no tengo conexión directa y sí en mi ordenador de sobremesa, lo copié en la memoria y lo abrí en el otro dispositivo. En principio, todo iba bien hasta que al pulsar el botón “publicar entrada”, el ordenador me salta y me comunica que hay un error, que no se puede publicar. Y así una y otra vez. Empezaron los nervios. Al volver a la plantilla de redactar, los párrafos del texto aparecían con letras diferentes, de distinto tamaño e interlineado distinto. Intenté corregirlo, pero no había manera de encontrar la solución. Pasaba el rato y se hacía tarde. Corría el riesgo de no acudir a la cita con el lector. Mi mujer también buscaba una salida. Y lo mismo, idéntico error. Salí y entré al menos dos veces del programa de Blogger, pero la letra no cambiaba.

De repente surgió una pestaña amarilla con un mensaje que decía algo así como “TAG +*%&$”. El mensaje ofrecía la opción de desconectarse. No tenía ni idea pero como era casi la una de la mañana, lo hice, la quité. A continuación, pulsé la opción de publicar. Caramba, lo logré. Estaba resuelto pero, al echar una ojeada en el conjunto del texto me dí cuenta del citado contratiempo de la letra. Intenté arreglarlo sobre la marcha, pero volvía a surgir el mismo fallo. Pues nada, “ahí se queda”, me dije.

Por favor, Google, Asus, Linux, Microsoft, Dell... poneros de acuerdo y quitar las trampas.

miércoles, 11 de febrero de 2009

La tormenta en Francia y la crisis

Me había propuesto no hablar de la crisis. Pero a veces es imposible no hablar de ella. Incluso diría que es irresistible. Y hasta hoy, pese a las preocupaciones, he podido rebatirla con el mejor humor posible. Antes de cualquier chanza habría que recordar a quienes difícilmente pueden bromear. Animo.

Hoy han vuelto las réplicas del terremoto económico y financiero. Durante un rato, asomarse al ordenador proporcionaba auténticos temblores. Miles de despidos en General Motors y Royal Bank of Scotland, nuevas quiebras y bancarrotas, plan de rescate en EE UU, debate en el Congreso de los Diputados, un pueblo de Sevilla donde toda la población está en paro... De pronto, y de forma casi convulsiva, decidí levantar la cabeza de la pantalla, girarme y asomarme por la ventana. Me levanté para mirar por ella. Anda, ¡si había sol en Madrid!, y el cielo estaba azul. Se puede decir que era algo sorprendente después de tantas semanas de lluvias, nubes y nieve.

En esas circunstancias, y durante unos minutos, se me olvidó la crisis, ¿qué crisis? El cielo estaba despejado, hacía menos frío, la gente paseaba por la Gran Vía madrileña, entraban en las tiendas. Dentro de poco, vendrá la primavera. Y con lo que ha llovido, será florida. La vida fluía. Que bonito, que bonito, que bonito. Se acabó la depresión... económica, claro está, por supuesto.

Hasta que, por obligaciones laborales, volví a sentarme, agaché la cabeza y miré la pantalla. Bloomberg, CNN, WSJ, Yahoo Finance... madre mía, que crisis, la que hay montada. Bueno, no es una fórmula para solucionar la crisis, pero siempre se podrá levantar la cabeza y mirar el cielo, esté nublado o soleado, para creer, aunque sea durante unos minutos que todo va bien. Ordenador, crisis; cielo, esplendor; ordenador, depresión; sol, momentos boyantes; ordenador, me dan ganas de salir corriendoooooooooo.

Por cierto, he escrito unas cuantas líneas y no he justificado el título, je je je. Cuando estaba en medio de las malas noticias, despidos, cierres, refinanciaciones de deuda, inyecciones de capital de urgencia y demás componentes de este tétrico ranking, leí “La tormenta se recrudece en Francia”. ¿Qué habrá pasado?, me pregunté. Y mientras la página web de la noticia se abría, pensaba, ¿habrán quebrado BNP y Societe? ¿Cerrará Renault? ¿O despedirá a la mitad de la plantilla? ¿Se habrá hundido la Bolsa de París?, y en esto se abrió. Era sólo la tormenta meteorológica que azota a Centroeuropa. Inundaciones, fuertes vientos, miles de hogares sin luz. Pues no es para tanto, no eran tan malas noticias, y respiré hondo, la crisis sí que es mala, me dije (era una broma sobre la presión mediática de la crisis, con una sola víctima ya será terrible y sin solución para ella).


martes, 10 de febrero de 2009

Sin ganas de escribir

Hoy no quiero escribir, no tengo ganas de escribir, no me apetece escribir. Esta mañana (por el lunes) he vuelto a ver los nervios de la gente, la incertidumbre de las personas, el miedo de los viandantes. El desconcierto por lo que no se sabe que pasa. Suspensiones del metro, llamadas de móviles, atasco, policía, helicóptero, sirenas de ambulancias. Terror. Y rechazo.

domingo, 8 de febrero de 2009

Debut en el Blog

Hoy es el día de mi debut en este blog. De hecho le acabo de inaugurar. Llevaba mucho tiempo pensando si hacerlo o no, y al final he decidido que era el momento de seguir adelante. La verdad es que tengo que admitir que la pasada semana me apunté a Twitter así que en pocos días he irrumpido en este mundo de la tecnología. Y no voy a decir nueva, porque muchos llevan ya años escribiendo en ellos con mejor o peor éxito hacia el público pero que seguro, como han pasado tanto tiempo delante del ordenador, seguro que les ha procurado un gran éxito interno personal.

Lo que sucede ahora es que no se me ocurre nada para empezar a escribir en el blog. Mira que había pensado días atrás que podía escribir sobre esto o aquello. Las ideas parecían fluir por mi imaginación. Tiras cómicas, realidades vistas en la ciudad, problemas varios... y ahora nada. ¿De qué podría escribir un domingo a las diez y media de la noche? Como es domingo, podría escribir de fútbol. Creo que lo voy a descartar. Ya hay múltiples programas de televisión y radio dedicados a ellos. Ya he visto los goles en varios canales y, seguro, en pocos minutos las emisoras de radio van a empezar a diseccionar los partidos. ¿De política?, no, me niego. ¿De economía? ¿De la crisis? No, me vuelvo a negar. Vaya pestiñazo (si es que existe la palabra) ¿De cine? No soy cinéfilo y cualquier comentario podría ser rebatido de manera cruel por algún especialista. ¿De toros? No entiendo mucho, aunque la carne de ternera es muy solicitada en los restaurantes. ¿De libros? Me gustaría, aunque no es momento de críticas literarias ni de recomendaciones. ¿De música? De acuerdo, unas líneas.

El sábado estuve en el Auditorio Nacional de Música (de Madrid) viendo y escuchando una interpretación de la Orquesta Nacional de España. Como es un blog, no voy a enrollarme. Sólo diré que para empezar, tam tam tam... la Obertura 1812 de Tchaikovsky, con cañones y todo. No soy un especialista, ni mucho menos pero, haciendo un símil, comentaré que la Obertura 1812 a la música clásica representaría algo similar a lo que Satisfaction es para el Rock/Pop. "Vaya comparación", me podría decir alguien, "¿y Beethoven y Mozart?". Buena cuestión, pues quizá serían como Elvis y John Lennon (o McCartney) a la música contemporánea, como el "Rock de la Cárcel". "Lets rock, everybody, lets rock. Everybody in the whole cell block Was dancin to the jailhouse rock...."