domingo, 29 de mayo de 2011

Antihistamínicos 3G, como los teléfonos móviles

La llegada de la primavera es sinónimo de malos momentos para los alérgicos. Las flores son bonitas y ofrecen un aroma muy dulce. Para los alérgicos demasiado dulce, más bien provocan un empacho que se traduce en estornudos, congestión, lloros... ¡Qué voy a decir! Si llevo casi toda la vida. De hecho, hasta me he vacunado, completando tratamientos incluso. Me consuelo con que, de no haberme vacunado, seguro que estaría peor.

Pero hoy en día, los alérgicos estamos de suerte, podemos contar con los antihistamínicos de tercera generación. Sí, antihistamínico 3G, como los teléfonos móviles. Creo que la gran ventaja que tienen estos fármacos es que atacan más los efectos alérgicos y, sobre todo, no provocan sueño. De momento, parece que ningún día me he quedado dormido sobre el ordenador del trabajo, dejando las babillas entre la G, la H y la J.

Todavía recuerdo los viejos Celesemines, si no me equivoco eran unas pastillas rojas. Eran los antihistamínicos 1G. Tengo que reconocer que me aliviaban mucho de los dañinos efectos de la alergia pero, al mismo tiempo, menudo sueño que provocaban. Es que, a los pocos minutos de tomar las pastillas, me entraba un sopor terrible, prácticamente inaguantable. Tengo que decir que más de una vez me quedé dormido en el colegio. Bromeaban con que no había dormido o que era un vago, pero con los años tengó que dejar claro que ni una cosa ni otra, el único culpable era el Celesemine.

De verdad que era complicadísimo luchar para no quedarme dormido en plena clase y más en épocas en las que el final de curso se acercaba. Generalmente sacaba buenas notas y nunca estuve en peligro de suspender alguna asignatura para septiembre, pero siempre se generaba alguna incertidumbre sobre alguna asignatura que podía aproximarse al notable con el consiguiente riesgo onírico de quedarse en el bien. Ojalá los antihistamínicos 3G hubieran existido en aquellos tiempos, la cantidad de sueños que me hubieran ahorrado, aunque, con el paso del tiempo debo reconocer el buenhacer y el alivio que me trajo el Celesemine. ¡Nunca te olvidaré!

sábado, 28 de mayo de 2011

El Menda nos compra los coches

Esta tarde, cuando he ido a recoger mi coche me he encontrado con un papel de publicidad en el parabrisas. Y decía lo siguiente.

"Compro coches"
"Compramos todo tipo de vehículos, con golpes, averiados, sin ITV, con embargo y reserva de dominio".
"Se lo pagamos en el acto"
"Turismos, todoterrenos, máquinas, furgonetas, camiones"

Y debajo un número de teléfono móvil y un correo electrónico hotmail a nombre de "El Menda". Desde luego, si ofrece pagar en el acto es que El Menda es una persona solvente. Y en estos tiempos que corren...

viernes, 27 de mayo de 2011

Ayer Mariano, hoy José Luis y mañana...

En octubre de 2009 escribí este post en este mismo blog. http://santiagomillan.blogspot.com/2009/10/mariano-presidente-de-la-caja.html

La cuestión básica era que, en aquellos días, a Mariano Rajoy le estaban fustigando desde todos los lados, especialmente desde su propio partido, y acababa sugiriendo que podía autoproponerse como candidato a presidir Caja Madrid o incluso para presidir la caja de Tuy.

Lo asombroso es que solo ha pasado poco más de un año y medio y ahora el fustigado es José Luis Rodríguez Zapatero. ¡19 meses! Se dice que ahora la vida se vive muy rápido, no cabe duda de que la política también vive acelerada. En los días de vino y rosas de la actualidad, las rosas se marchitan casi al instante de abrirse y las botellas de vino se agotan nada más abrirse.

sábado, 14 de mayo de 2011

Mesas electorales, trabajo por un día para los desempleados

Esta semana me llegó una carta de la Junta Electoral Central. Resulta que en el sorteo público realizado al efecto he sido designado como vocal suplente de mi mesa electoral. Con la carta me han enviado un librillo de instrucciones en los que se dan detalles sobre toda la organización en torno a los comicios. En total, son más de 500.000 personas las elegidas para ser miembros titulares y suplentes de las mesas electorales. Y los miembros que finalmente desempeñen sus funciones durante todo el día tienen derecho unas dietas superiores a 62 euros.

Con estas premisas, no he podido dejar de pensar en algunas alternativas que se podrían tomar vista la situación económica actual. Y es que, con los casi cinco millones de parados que hay actualmente en España, creo que sería mucho mejor, en lugar de elegir a los miembros de las mesas por sorteo entre todas las personas mayores de 18 años y menores de 70 años que sepan leer y escribir, habría que optar por un sorteo entre el colectivo de desempleados. Estoy seguro de que a muchos parados les vendrían bien esos 62 euros que se pagan por estar en la mesa electoral. Y el Gobierno, al menos durante un día, podría reducir las cifras del paro.

De igual forma, tal y como explica la documentación de la Junta Electoral Central, los elegidos que estén finalmente en la mesa electoral durante todo el día tienen derecho a una reducción de cinco horas en su jornada laboral al día siguiente de las elecciones. Es decir, que encima afecta a la productividad con un impacto para sus respectivas empresas. En el caso de elegir a los parados no se daría esta situación.

No es que me importe acudir a la mesa electoral el día de las elecciones a las siete de la mañana, como se me indica en la misiva de la Junta Electoral, pero probablemente, me hubiera hecho mucha más ilusión que me hubieran convocado cuando tenía 18 o 19 años, edades en las que ya empezamos a sentirnos mayores de verdad. Seguramente ahora sucederá lo mismo con los jóvenes de esas edades. Así que otra opción podría haber sido hacer un sorteo entre estudiantes universitarios (por ejemplo, los estudiantes de Ciencias Políticas, voluntarios forzosos) y personas que se mueven en esa edad.

En cualquier caso, el 22 de mayo estaré a las siete de la mañana en mi colegio electoral. Si falla alguno de los titulares, me tocará quedarme toda la jornada. Si no es así, volveré a mi casa con unos churros y unas porras para el desayuno.

sábado, 7 de mayo de 2011

Y vimos cómo Seve ganaba el Open Británico


Hay cumpleaños que, por muchos años que pasen, no se olvidan. Tengo un buen amigo, Santi, desde hace muchos años. Tantos que casi ni recuerdo. Bueno sí, me acuerdo. Somos amigos desde que estábamos en primero de preescolar. Ya ha llovido. Con Santi, hay muy curiosa y es que es un día mayor que yo. El nació el 22 de julio y yo nací el 23 de julio del mismo año. Nos debemos de llevar sólo unas horas. Eso sí, yo soy más joven.

El caso es que, como ambos habíamos nacido en verano, nunca coincidíamos en nuestro cumpleaños. Llegaba el 20 de junio, aproximadamente, terminaba el colegio y nos despedíamos hasta septiembre. Hasta que llegó un año, no sé por qué, que decidimos reunirnos en nuestro cumpleaños. Y antes de final de curso acordamos quedar. Yo iría a su lugar de vacaciones y él vendría, al día siguiente, al mío. No era fácil porque cada uno pasaba las vacaciones en un sitio distinto. Santi pasaba las vacaciones en Cercedilla y yo en Torrelodones. Son dos pueblos de la sierra de Madrid, pero que están separados por unos 30 kilómetros. Ahora, en coche, no están lejos, pero en aquellos tiempos, para niños de EGB, era un mundo. Nuestros padres tenían un papel clave.

En cualquier caso, nos la jugamos y antes de acabar el curso, dijimos “quedamos el 22 de julio a las seis de la tarde en la estación de tren de Cercedilla”. No era fácil porque quedaba más de un mes para la cita.
Pero seguro que estábamos convencidos. Yo le dije a mis padres que me tenían que llevar y así lo cumplieron, si bien con alguna duda. “¿Seguro que irán? A lo mejor en este tiempo se le puede olvidar”, comentaron. Nada, nada. Dicho y hecho. Finalmente, unos minutos antes de las seis de la tarde, me presenté en la estación de Cercedilla. Y tras un ratito de espera, Santi se presentó en la estación con su padre y su hermana Anita. Habíamos cumplido nuestra palabra, así que, sólo teníamos que ir a celebrar el cumpleaños. Por supuesto lo hicimos. Claro que lo celebramos. Lo habitual, merendola, juegos y hasta retransmisión deportiva.

Sí, una retransmisión televisiva, a día de hoy, considerada histórica. Esa tarde, Santi y yo estuvimos viendo y celebrando como Severiano Ballesteros ganaba el Open Británico. No es que fuéramos unos aficionados al golf apasionados. Tengo que reconocer que, hasta entonces, no había visto ningún torneo de este deporte. Pero, lo cierto es que Seve era español y estaba ganando el trofeo más importante del Mundo. No se me ha olvidado cómo el genial jugador cántabro levantaba el brazo celebrando su victoria. Y creo, si no me equivoco, que el genial deportista santanderino venció a Tom Watson. ¡Seve campeón!

Y pasamos su cumpleaños esa tarde, y al día siguiente el mío. Hoy ha fallecido Severiano Ballesteros, y hace una semana falleció el padre de Santi. Nosotros pusimos la voluntad de celebrar el cumpleaños, pero sin nuestros padres, no nos habríamos reunido. Sin duda, una gran aportación a nuestra ya larga amistad.