martes, 27 de septiembre de 2011

Usar los neutrinos para buscar un economista en el futuro que ayude a salir de la crisis

Los neutrinos se han convertido en las partículas subatómicas más famosas de los últimos tiempos. Al parecer son más rápidos que la velocidad de la luz e incluso, por lo que he podido leer, hasta ponen en duda la teoría de la relatividad de Einstein. En este fragor literario en los medios escritos se ha llegado a decir que los neutrinos podrían contribuir a los viajes en el tiempo.

Si así fuera, al contrario que en la película "Regreso al Futuro", en la que los protagonistas se traen un almanaque de resultados deportivos que, posteriormente, permite al malo forrarse a más no poder con las quinielas y otras apuestas, en este caso sería muy positivo para el conjunto de la humanidad que quienes visitasen el futuro volviesen acompañados de un economista. Creo que sería una idea genial, un economista licenciado en Princeton, Harvard o Yale en el año 2080, por ejemplo, que estuviese especializado en la crisis de las subprimes y de la deuda soberana.

De esta manera, podría explicarnos las fórmulas para salir de la crisis. Supongo que en el año 2080 ya habremos salido de esta nueva ¿recesión?, así que ya habrá buenos manuales académicos sobre su solución. Y especialistas como en la actualidad hay de la crisis de 1929.

Por supuesto, ni que decir tiene que a este economista del futuro habría que darle las presidencias de la Fed, el BCE y del FMI. Nada de celos por parte de los actuales burócratas, que alguno sería capaz de ponerse a discutir con el experto del futuro. Asimismo, yo abogaría porque del futuro viniese un solo economista, muy bueno, de los mejores, pero uno nada más, porque si se traen a un equipo de asesores del año 2080, a lo mejor se ponen a discutir también y no se ponen de acuerdo.

Lo que me da miedo es pensar que ya haya expertos económicos que hayan venido del futuro sin saberlo nosotros. ¿Y si hay economistas que han venido del futuro a arreglar la crisis y resulta que ahora no tienen ni idea o lo ven más difícil de lo que habían pensado inicialmente? Seguro que están buscando neutrinos como locos para volver al futuro.

domingo, 25 de septiembre de 2011

Cruzar las vías del tren de manera indebida

Seré breve. Hace poco más de un año, un tren arrolló a grupo de personas que atravesaban las vías del ferrocarril de manera indebida en la estación de Castelldefels, en las proximidades de Barcelona. Si no recuerdo mal, fallecieron cerca de una docena de personas de manera trágica.

Hoy, me dirigía hacia Barcelona en esa misma línea ferroviaria y, al detenerse el tren en la estación de Castelldefels, he visto a dos personas cruzar unas vías en la citada estación. Sin comentarios.

martes, 20 de septiembre de 2011

Perder en los concursos televisivos, una auténtica tragedia griega de los tiempos actuales

Con la crisis, los concursos televisivos han proliferado en casi todos los canales. Es obvio que en tiempos de dificultades económicas tiene que haber candidatos a acudir a todos ellos. Me vienen a la cabeza esas ediciones del Gran Hermano u Operación Triunfo a las que se presentan miles de personas y se hacen preselecciones en pabellones de deportes y similares.
Como siempre, en algunos concursos se hacen perrerías a los participantes, como ese en el que los concursantes están encina de una trampilla, que se abre cuando fallan y caen al vacío casi como peleles. Ya lo decían en la facultad, hay gente que por salir por la tele les da igual que les digan que se arrastren por el suelo como un caracol o que ladren como un caniche.
De todas maneras, la verdad es que en algunos concursos actuales hay premios más que suculentos. Si no para resolver la vida, sí al menos para tapar unos cuantos agujeros (siempre y cuando según el tamaño).

En Antena 3, hay un programa los viernes en el que los participantes pueden ganar hasta un millón de euros. No es nada fácil, pero en numerosas ocasiones, los participantes llegan a la final en disposición de ganar cifras cercanas a los 100.000 euros, que traduciendo a mediciones de la antigüedad, son cerca de 17 millones de pesetas.

En estas circunstancias, cuando ganan la alegría se dispara. Es lógico. La cuestión diferente es cuando pierden. Es una auténtica pena. Los concursantes se llevan unas decepciones tremendas, verdaderos disgustos que, estoy seguro, les duran varios días. El viernes pasado los concursantes perdieron 75.000 euros y el problema añadido es que estaban seguros de que su respuesta era la correcta. Cuando se dieron cuenta de que se habían equivocado se quedaron sin habla. ¿Lloraron? No lo sé, pero hubiera sido lo normal. Seguro que no durmieron y, probablemente, hasta discutieron. A día de hoy, todavía se moverán entre lamentaciones.

Si antes ibas a un concurso y perdías, por ejemplo, un coche, no era para tanto. No obstante, creo recordar que en programas como el famoso Un, dos, tres, a veces se perdían apartamentos en Torrevieja o La Manga del Mar Menor, y supongo que sería doloroso. Pero ahora, con la que está cayendo, con el frío que hace, perder 75.000 euros debe hacer sucumbir al alma. Sólo hay que ver las caras que se les quedan. Una tragedia griega, y en este caso, el gentilicio griego es muy realista.

martes, 13 de septiembre de 2011

Papandreu ficha Sócrates, Aristóteles, Platón, Solón, Homero, Pitágoras, Zenón, Plutarco, Fidias...



Bromeaba esta tarde con que el primer ministro griego Yorgos Papandreu iba a convocar a una reunión a Platón, Sócrates y Aristóteles para analizar la difícil situación a la que se enfrenta el país heleno. Sin duda, una comisión de auténticos expertos. Aunque, vista la trayectoria de la Grecia clásica, Papandreu podría formar más que una comisión un auténtico parlamento.

Junto a los citados Platón, Aristóteles y Sócrates, en este parlamento de sabios estarían otros filósofos y autores como Gorgias, Protágoras, Parménides, Demócrito y Zenón de Alea. Hasta los sofistas, tan denostados en otros tiempos, tendrían un sitio destacado.

Y es que, qué tiempos aquellos en los que el arte era liderado por escultores como Mirón, Polícleto y Fidias (por cierto, Grecia podría pedir un descuento en su deuda a los acreedores británicos a costa de los años en los que parte del friso del Partenón de Atenas se ha estado exponiendo en el Museo Británica). Por no hablar de pintores como Parrasio, Polignoto y Apolodoro.

Y figuras de la literatura como Esquilo, Sófocles y Eurípides; y el poeta Píndaro y el autor Aristófanes. ¿Dónde están sus creaciones?

Además, oradores como Demóstenes o Isócrates ya podrían vivir en estos tiempos actuales.
Maravillosos historiadores como Solón, Tucídides y Herodoto. Y el ensayista Plutarco ¡Por Zeus!

¿Y Pitágoras con su teorema?

¿Y Homero con la Ilíada y la Odisea?

¿Y Arquímedes con su principio? ¿Y Tales de Mileto?

¿Y el sabio Quilón de Esparta?

En este contexto histórico, ¿qué diría Alejandro Magno si viera a Grecia al borde del abismo cuando él llevó la cultura y la civilización helenística a los confines del mundo conocido?

domingo, 11 de septiembre de 2011

Diez años del 11-S, el día más triste


Han pasado diez años desde los terribles atentados del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York y Washington. Sí, una década de un día muy triste. De los más tristes. Para muchas personas, de los más tristes de su vida. Entre ellos, por ejemplo, José Luis de San Pío, a quien he tratado en alguna ocasión hace tiempo, y que perdió a su hija. Muchos miles de personas, qué duro es decirlo, miles de personas, perdieron a sus familiares y amigos.

Y el impacto fue dramático, porque todos pudimos ver en directo por televisión los atentados, y como morían miles de personas. En España, tan lejos en distancia, al otro lado del océano, pudimos ver como los aviones impactaban contra las torres, las terribles explosiones, como las personas se tiraban desde una altura terriblemente mortal y, finalmente, como se derrumbaban las torres consagrando la ceremonia de la muerte.

En mi caso, tengo que reconocer que los atentados tuvieron una proximidad personal con una tonalidad de nerviosismo, incertidumbre y preocupación. Aquel día, mi entonces novia estaba en EE UU. No en Nueva York, a dónde fue unos días después por tener programada la estancia, sino en San Francisco. Ahora se ve como una ciudad lejana del lugar de los terribles sucesos, pero tras los atentados, recuerdo muy bien como se extendió la psicosis de nuevos atentados en otras ciudades estadounidenses. El ataque al Pentágono y el avión que cayó en Pensilvania disparó los rumores sobre nuevos derribos de aviones o ataques suicidas. Internet, que ya por entonces tenía mucha fuerza, ayudó a extender esas especulaciones. No obstante, el correo electrónico ayudó a saber cómo estaban los seres queridos en unos momentos en los que la red telefónica se colapsó. Algo es algo.

No hubo más atentados ese día, ni después, pero eso lo sabemos ahora. Recuerdo muy bien cómo, en los días siguientes, EE UU bloqueó todo el espacio aéreo por miedo a que se repitieran ataques similares. No fueron muchos días, pero pareció una eternidad (siendo justos, la eternidad de la tristeza se ha extendido para quienes perdieron a un familiar para siempre. Por suerte, no fue mi caso). En este caso, contó con el respaldo de una amiga, residente en San Francisco, quien, en compañía de su familia ayudó a mi chica a pasar esos duros días con la sensación de estar con la compañía de una familia.

Como he dicho, mi chica estuvo días después en Nueva York. Tengo que decir, que había volado a San Francisco desde Dublín con escala en la ciudad de los rascacielos en compañía de unas amigas. Desde el avión habían podido ver las Torres Gemelas, pensando entonces “en unos días estaremos allí y subiremos”. Efectivamente, estuvieron en Nueva York días después. Y más por obligación que por devoción, porque no pudieron volver a casa antes puesto que no había billetes de avión. Me ha hablado muchas veces de esa estancia, y si hay algo que me ha dejado grabado para siempre es que, según me ha dicho, en la zona cero había un terrible ambiente de muerte y tristeza.

sábado, 3 de septiembre de 2011

Los foros de internet, vías para ponerse a caer de un burro

Internet se ha defendido siempre como una vía para la libertad de expresión. Es cierto, es una herramienta donde todos podemos expresar las opiniones sobre todos los temas, incluso los más variopintos. Lo que pasa es que, al entrar, por ejemplo, en los foros de los periódicos online, puedes ver a alguien dando una opinión seria o bien analizada. El resto de los presentes en el foro de internet, gente poniéndose a parir unos a otros... y diciéndose unas barbaridades terribles.

Y da lo mismo que sea un periódico de información general que uno deportivo. En estos últimos casos, por ejemplo, es muy curioso entrar a leer los comentarios de las noticias relacionadas con un partido de fútbol. Si el partido es entre dos rivales, te encuentras a decenas, centenares y hasta miles de aficionados (miles en el caso de un Madrid-Barça, tan de moda últimamente) del equipo ganador no deseando precisamente las buenas noches a los hinchas del equipo perdedor. Unas lindezas, unas palabritas, unas calificaciones, lo más alejado del juego limpio (menudas conversaciones que se podían leer ayer tras el partido entre España y Chile). Eso sí, sin utilizar tacos o palabrotas, porque si no el comentario es eliminado por los responsables del medio. En cualquier caso, los foros de internet asesinan claramente al fair play.

En la política pasa lo mismo. Los comentarios de una noticia casi siempre enfrentan a los partidarios de una línea política con los defensores de otra. Claro que, más bien diría que los militantes de un partido ponen a parir a los militantes del otro y viceversa. Menos mal que esas cosas que se dicen en los foros de internet no se escuchan en el Congreso o el Senado. De ser así, hasta la democracia estaría en peligro.

Si hay algo que define a los foros de internet es que se puede decir lo que se quiere y sin identificarse. Es decir, el usuario se pone un apodo o mote y es libre para decir lo que le viene en gana. Yo siempre me pregunto si se diría lo mismo si todos los participantes en los foros tuvieran que identificarse y decir las cosas bajo su propio nombre (el auténtico).