domingo, 23 de septiembre de 2012

La vida en un Peugeot 205

La noche pasada tuve un sueño. Volvía a casa, y al llegar me daba cuenta de que vivía en un coche. Exactamente, vivía en un Peugeot 205, un modelo de coche que nunca he tenido. La sensación que tenía al vivir allí no era mala, diría que en mi sueño no había incomodidades iniciales, hasta que en un momento determinado quise ponerme a ver el fútbol en la televisión.

"No tenemos televisión", me dijo mi mujer. "Entonces veré el partido por internet", contesté. "No tenemos wifi", me contestó.

A continuación decidí ir a un bar a ver el partido. Me vestí, pero al salir, me di cuenta de que iba en pijama. "¡Como voy a ir a un bar en pijama!".

No recuerdo más del sueño. Pero me hago una pregunta, ¿Influyen la realidad y sus circunstancias en los sueños? Solo contestaré que, al despertar, y mirar el techo de mi casa he respirado profundamente.

viernes, 21 de septiembre de 2012

¡Qué mal suena la palabra cola!

Hoy me ha tocado escribir alguna alusión y comentario con respecto a las filas de personas que se han formado en las tiendas de Apple en países como Australia, Reino Unido o EE UU para comprar el nuevo iPhone. 

Y, una vez más, he tenido que dar las mil y un vueltas para evitar el uso de la palabra cola. Todo comenzó hace muchos años, cuando cumplía el servicio militar. Volvía a Madrid con unos compañeros del campamento en Cáceres cuando nos detuvimos en una estación de servicio a repostar gasolina nada más salir de la bella ciudad cacereña. Yo aproveché para ir al servicio y… lo normal. Conmigo vinieron dos de mis compañeros. Obviamente, no éramos los únicos con las mismas intenciones. Así, cuando estábamos en plena faena, entró un camarada de armas del cuartel, un macarra de los de verdad, y viendo que había gente en los servicios, preguntó en voz alta y con acento cerrado macarril, “¿hay mucha cola?”, y uno de mis compañeros respondió, “eso dependerá de cada uno”. Claro, nos empezamos a reír, mejor dicho, empezamos a descojonarnos a carcajada limpia.

Ahora, cada vez que tengo que escribir sobre las colas en las tiendas, las colas en los cines, las colas en el metro… me acuerdo de la escena, y no tengo más remedio que buscar otros sinónimos para evitar su uso. Lo malo es cuando tienes que referirte a ella en varias ocasiones en un mismo texto. Al final, utilizo la palabra “cola”, y me acuerdo de mi colega y me acuerdo del macarra.

domingo, 16 de septiembre de 2012

Los cocodrilos de Gomaespuma preparan su ataque

Recuerdo hace muchos años una broma de Gomaespuma en la que aseguraban que en las alcantarillas de Madrid se había instalado una comunidad de cocodrilos. Los reptiles, creo recordar, eran descendientes de un cocodrilo que se había escapado por el desagüe de una bañera donde un ciudadano le había puesto su hogar. En la broma, advertían a los ciudadanos de que tuvieran cuidado cuando se duchasen o se estuviesen lavando las manos porque se podían encontrar en su baño con un cocodrilo. 

Ahora, acabo de ver una noticia en el telediario en la que contaban que la Policía Municipal ha tenido que capturar una serpiente, al parecer una boa, en el balcón de una casa en Madrid. En el reportaje se indicaba que la policía ha atrapado ya a más de 200 animales en la capital de España desde que comenzó el año. 

Al final Gomaespuma va a terminar por tener razón. Serpientes, cocodrilos, tarántulas y escorpiones nos van a atacar. 

Hay gente que se trae estos simpáticos animalitos de sus viajes a ultramar. Pero otros se los pueden comprar tranquilamente en cualquier tienda de mascotas. Sin ir más lejos, en una tienda que hay cerca de mi casa venden serpientes y tarántulas, entre otras mascotas. 

Quizá sea yo el que se ha quedado anticuado. Ayer le compré a mi nene un libro de mascotas donde salían gatitos, perritos, pajaritos, conejitos... Debía ser una edición antigua, no me fijé, pero seguro que en la próxima edición aparecen los cocodrilos, las serpientes y algún tiburón blanco. 

Voy cruzando el calendario...

Estaba desperezándome esta mañana de domingo cuando a través de la ventana me han venido los ecos lejanos de una canción que debería estar escuchando algún vecino: Maneras de vivir, un clásico de Leño, con Rosendo Mercado al frente.

"Voy cruzando el calendario, siempre igual velocidad, subrayando en mi diario, muchas páginas...".

Creo que no voy a estar de acuerdo co Leño, en este caso, con su aseveración "siempre igual velocidad". El calendario, salvo en alguna excepción, suele volar. Los calendarios duran un año y las papeleras ya se empiezan a llenar de viejos calendarios.

martes, 11 de septiembre de 2012

El conductor de la mano en el pecho

No soy el Greco.

Esta mañana me dirigía hacia la oficina en mi automóvil cuando, en un momento determinado en plena caravana por la circulación, el coche que circulaba delante de mí se ha cambiado al carril de la derecha y se ha detenido. De pronto, se ha abierto la puerta del conductor y se ha bajado un hombre, de unos 40 años, ¡que llevaba el brazo escayolado en cabestrillo!

No me cabe la menor duda de que debía ser un gran conductor porque, hacerlo con una sola mano tiene un gran mérito. Desconozco el código de circulación y me consta que si a un conductor le sorprende la policía circulando y hablando por el móvil al mismo tiempo, le imponen una dura sanción. Pero, en el caso de un conductor circulando con un solo brazo por tener el otro roto, no sé qué clase de multas se pueden poner. A lo mejor hay un permiso especial.

Intento recordar la imagen del conductor de la mano en el pecho y vislumbrar si era la extremidad superior derecha o la izquierda. Diría que la derecha, así que, supongo que lo más difícil para él debería ser cambiar de marcha. Ahora bien, a lo mejor era un coche automático, de los que van casi sólos y no hace falta utilizar la palanca de cambios... pero no lo sé.

En el futuro, estoy seguro, no habrá problemas si se implantan los coches que están desarrollando empresas como Google, que no necesitan conductor. Como he dicho en algún momento, será la ruína de las autoescuelas, pero serán un vehículo seguro para quienes tienen roto un brazo. El conductor de la mano en el pecho sería uno de los primeros clientes.

domingo, 9 de septiembre de 2012

Maggie Simpson, una cuenta de gran cliente para los fabricantes de pañales

Este fin de semana he visto algunos capítulos de Los Simpsons. En uno de ellos, Homer acude al bar de Moe y al disponerse a pagar una jarra de cerveza, se da cuenta de que no tiene dinero en la cartera. Sí encuentra varios papeles con recados de otros miembros de la familia en los que transmiten que han cogido dinero para hacer algunas compras. En uno de ellos, su mujer Marge le dice que ha cogido algún dinero para comprar pañales a su bebé Maggie.

No hay que olvidar que, a pesar de los años transcurridos, Maggie, además de no decir ni una sola palabra, sigue usando los pañales. Incluso, diría, que después de tanto tiempo se ha convertido en una gran clienta de este tipo de productos. Una situación que ha provocado que su papá haya gastado ya miles de dólares en comprarlos.

Los Simpsons empezaron a emitirse regularmente en 1989, es decir, llevan cerca de 23 años en emisión. Con un coste aproximado de 25 euros al mes en pañales, significaría que Homer gasta al año cerca de 300 euros que, a su vez, multiplicados por 23 años, supondría que se ha gastado ya unos 6.900 euros en comprar estos productos. Trasladado a dólares, supondría un desembolso para Homer superior a 8.800 dólares con el tipo de cambio actual.

En estas circunstancias, no entiendo como Homer no ha empezado a hacer prácticas con su bebé, para que empiece a utilizar el orinal. Sería, con toda seguridad, un ahorro notable para sus cuentas familiares si Maggie empezara a pedir...

Mientras, marcas como Dodot o Huggies seguirán peleando por tener a Maggie entre su clientela.