viernes, 17 de agosto de 2012

Los bebés se alían con las eléctricas

En España, el precio de la luz ha subido mucho en los últimos tiempos. Los incrementos semestrales de las tarifas provocan una y otra vez grandes agujeros en los bolsillos de los usuarios. En este contexto, está claro que hay que procurar ahorrar y ser cuidadosos con el consumo.

El problema surge cuando el cliente tiene en casa un usuario de un año y medio. Sí, es una usuario porque ya ha aprendido a apagar y encender la luz. Y son buenos clientes para las eléctricas, porque en muchos casos, conozco uno muy cercano, les encanta apagar y encender; martilleando una y otra vez los sufridos interruptores.

No hay que engañarse, aunque se intente convencer a estos jóvenes usuarios de que paren en sus actuaciones, para ellos es un placer apagar y encender. Es imposible, a menos que el cliente responsable del pago final esté dispuesto a enfrentarse a una bronca de considerables dimensiones con lloros y lágrimas incluidas. Me atrevería a decir que, por momentos, el apagar y encender la luz es un vicio, una droga... Además, practican con todos los interruptores que van descubriendo y que van teniendo a su alcance. Y no sólo practican con los interruptores de la luz, sino que también entrenan en el encendido y apagado de cocinas y hornos, además, por supuesto de los televisores.

En estas condiciones, parece claro que estos bebés de gran tamaño, maniobrabilidad, y radio de alcance son unos buenos clientes para las eléctricas.

Pero, no solo de las eléctricas, también de las empresas de aguas. Con qué placer estos simpáticos nenes abren y cierran los grifos, especialmente los bidés, que están a su altura perfecta. En fin, todo sea por el Canal de Isabel II, que nos suministra el agua a todos los madrileños.


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