sábado, 14 de mayo de 2011

Mesas electorales, trabajo por un día para los desempleados

Esta semana me llegó una carta de la Junta Electoral Central. Resulta que en el sorteo público realizado al efecto he sido designado como vocal suplente de mi mesa electoral. Con la carta me han enviado un librillo de instrucciones en los que se dan detalles sobre toda la organización en torno a los comicios. En total, son más de 500.000 personas las elegidas para ser miembros titulares y suplentes de las mesas electorales. Y los miembros que finalmente desempeñen sus funciones durante todo el día tienen derecho unas dietas superiores a 62 euros.

Con estas premisas, no he podido dejar de pensar en algunas alternativas que se podrían tomar vista la situación económica actual. Y es que, con los casi cinco millones de parados que hay actualmente en España, creo que sería mucho mejor, en lugar de elegir a los miembros de las mesas por sorteo entre todas las personas mayores de 18 años y menores de 70 años que sepan leer y escribir, habría que optar por un sorteo entre el colectivo de desempleados. Estoy seguro de que a muchos parados les vendrían bien esos 62 euros que se pagan por estar en la mesa electoral. Y el Gobierno, al menos durante un día, podría reducir las cifras del paro.

De igual forma, tal y como explica la documentación de la Junta Electoral Central, los elegidos que estén finalmente en la mesa electoral durante todo el día tienen derecho a una reducción de cinco horas en su jornada laboral al día siguiente de las elecciones. Es decir, que encima afecta a la productividad con un impacto para sus respectivas empresas. En el caso de elegir a los parados no se daría esta situación.

No es que me importe acudir a la mesa electoral el día de las elecciones a las siete de la mañana, como se me indica en la misiva de la Junta Electoral, pero probablemente, me hubiera hecho mucha más ilusión que me hubieran convocado cuando tenía 18 o 19 años, edades en las que ya empezamos a sentirnos mayores de verdad. Seguramente ahora sucederá lo mismo con los jóvenes de esas edades. Así que otra opción podría haber sido hacer un sorteo entre estudiantes universitarios (por ejemplo, los estudiantes de Ciencias Políticas, voluntarios forzosos) y personas que se mueven en esa edad.

En cualquier caso, el 22 de mayo estaré a las siete de la mañana en mi colegio electoral. Si falla alguno de los titulares, me tocará quedarme toda la jornada. Si no es así, volveré a mi casa con unos churros y unas porras para el desayuno.

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