sábado, 7 de mayo de 2011

Y vimos cómo Seve ganaba el Open Británico


Hay cumpleaños que, por muchos años que pasen, no se olvidan. Tengo un buen amigo, Santi, desde hace muchos años. Tantos que casi ni recuerdo. Bueno sí, me acuerdo. Somos amigos desde que estábamos en primero de preescolar. Ya ha llovido. Con Santi, hay muy curiosa y es que es un día mayor que yo. El nació el 22 de julio y yo nací el 23 de julio del mismo año. Nos debemos de llevar sólo unas horas. Eso sí, yo soy más joven.

El caso es que, como ambos habíamos nacido en verano, nunca coincidíamos en nuestro cumpleaños. Llegaba el 20 de junio, aproximadamente, terminaba el colegio y nos despedíamos hasta septiembre. Hasta que llegó un año, no sé por qué, que decidimos reunirnos en nuestro cumpleaños. Y antes de final de curso acordamos quedar. Yo iría a su lugar de vacaciones y él vendría, al día siguiente, al mío. No era fácil porque cada uno pasaba las vacaciones en un sitio distinto. Santi pasaba las vacaciones en Cercedilla y yo en Torrelodones. Son dos pueblos de la sierra de Madrid, pero que están separados por unos 30 kilómetros. Ahora, en coche, no están lejos, pero en aquellos tiempos, para niños de EGB, era un mundo. Nuestros padres tenían un papel clave.

En cualquier caso, nos la jugamos y antes de acabar el curso, dijimos “quedamos el 22 de julio a las seis de la tarde en la estación de tren de Cercedilla”. No era fácil porque quedaba más de un mes para la cita.
Pero seguro que estábamos convencidos. Yo le dije a mis padres que me tenían que llevar y así lo cumplieron, si bien con alguna duda. “¿Seguro que irán? A lo mejor en este tiempo se le puede olvidar”, comentaron. Nada, nada. Dicho y hecho. Finalmente, unos minutos antes de las seis de la tarde, me presenté en la estación de Cercedilla. Y tras un ratito de espera, Santi se presentó en la estación con su padre y su hermana Anita. Habíamos cumplido nuestra palabra, así que, sólo teníamos que ir a celebrar el cumpleaños. Por supuesto lo hicimos. Claro que lo celebramos. Lo habitual, merendola, juegos y hasta retransmisión deportiva.

Sí, una retransmisión televisiva, a día de hoy, considerada histórica. Esa tarde, Santi y yo estuvimos viendo y celebrando como Severiano Ballesteros ganaba el Open Británico. No es que fuéramos unos aficionados al golf apasionados. Tengo que reconocer que, hasta entonces, no había visto ningún torneo de este deporte. Pero, lo cierto es que Seve era español y estaba ganando el trofeo más importante del Mundo. No se me ha olvidado cómo el genial jugador cántabro levantaba el brazo celebrando su victoria. Y creo, si no me equivoco, que el genial deportista santanderino venció a Tom Watson. ¡Seve campeón!

Y pasamos su cumpleaños esa tarde, y al día siguiente el mío. Hoy ha fallecido Severiano Ballesteros, y hace una semana falleció el padre de Santi. Nosotros pusimos la voluntad de celebrar el cumpleaños, pero sin nuestros padres, no nos habríamos reunido. Sin duda, una gran aportación a nuestra ya larga amistad.

1 comentario:

  1. ¡Qué bonito recuerdo!
    ¡Qué suerte el haber podido contar con la ayuda, siempre desinteresada, de vuestros padres!
    Hoy un abrazo para ese otro Santi, que pasa por este momento tan amargo.

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