jueves, 3 de septiembre de 2020

Triste adiós en el inicio del nuevo curso escolar

Recuerdo que en años anteriores, en estas fechas, circulaba por las redes sociales un vídeo en el que unos padres despedían con tristeza a sus hijos, ante el primer día del curso. Lágrimas, sollozos y sentidos abrazos marcaban el adiós de estos padres a sus hijos, cuando iban a salir de casa. 

Una vez que se marchaban y cerraban la puerta de casa, estos dos progenitores empezaban a celebrar, descorchando incluso una botella de champán, el comienzo del curso, con el inicio, por fin, de unas vacaciones tras el largo, cálido y pesado verano.

Creo que este año no va a suceder lo mismo, a pesar de que los niños llevan cerca de seis meses sin ir al colegio. Tres meses por los confinamientos para hacer frente al contagio del Covid, y otros tres meses, correspondientes a las propias vacaciones de verano. 

Me atrevo a pensar que muchos padres vamos a sentir mucha pena, aliñada con los temores al virus, cada vez mayores. El retorno presencial al colegio se produce en un escenario de creciente preocupación y, no hay que engañarse, de miedo. Envidio a quienes no tienen miedo en estos momentos. Normalmente los niños pequeños solían llorar en el inicio del curso, ahora la tristeza puede cambiar de bando.

La decisión, por parte de las autoridades, está tomada. A ver si esta presencia en los colegios e institutos se extiende durante todo el curso, pero no va a ser fácil. Quizá los padres que despedían a sus hijos en su marcha hacia el colegio, tengan que darles la bienvenida en un tiempo. Si es un periodo largo o corto, lo veremos en los vídeos de WhatsApp. 

De momento, estos días, los niños y jóvenes volverán a ver a sus amigos, y la amistad tiene un valor, difícil de medir, pero se presupone alto. 

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