He escrito esta entrada en ADN Rojiblanco
Para Simeone, al menos pido respeto, se lo merece.
Tengo
un cuñado, muy barcelonista, que en más de una ocasión, me ha comentado
la capacidad del Madrid para resistir a las crisis. En su opinión, el
equipo merengue es el que menos se descompone cuando llegan los malos
momentos que, como dijo Fernando Torres, siempre acaban llegando.
La
llegada del Cholo Simeone al Atlético de Madrid, de la que se van a
cumplir diez años, periodo de tiempo verdaderamente inédito, tuvo un
efecto directo en los resultados y los títulos. Los que tenemos 50 años o
menos, no hemos sido testigos de nada similar en nuestro Atleti. Pero,
además, Simeone, gracias a los resultados y a la manera de dirigir la
comunicación y el sentir de la gran mayoría de aficionados, ha logrado
una calma totalmente inédita. El Atleti ha sido estos años una balsa de
aceite, haciendo olvidar esas penosas descomposiciones, con temporadas
en las que se veían tres, cuatro, cinco y hasta seis entrenadores, y
tristes noches de escándalos.
La
renovada ofensiva contra Simeone es verdaderamente peligrosa,
especialmente cuando llega desde colectivos supuestamente colchoneros.
Si cae el Cholo, el efecto de una supuesta mejora deportiva del actual
campeón de liga es cuanto menos dudoso. Si cae, el mayor riesgo no es el
deportivo a corto plazo, sino que se acabaría con el mayor periodo de
paz, tranquilidad y sosiego del último medio siglo. Se entraría en una
vorágine de imprevisibles consecuencias.
Los
que sois más jóvenes no podéis recordarlo por una cuestión de edad,
pero en el Atleti, el comportamiento de distintos grupos de aficionados
ha sido muy similar al de equipos como el Valencia o el Zaragoza, donde
la presión de la propia afición contra entrenadores y jugadores de sus
propios clubes, terminó hundiendo a sus equipos, que han acabado con
unas crisis gravísimas de muy compleja resolución. “Jugadores
mercenarios, esa camiseta no la merecéis, Aguirre o Abel o Manzano o
Ferrando vete ya….”, eran unos cánticos bastante habituales, de verdad,
como en el estadio del Valencia o Zaragoza.
Y
hay ejemplos de injustas críticas y poco reconomicmiento a gente muy
colchonera. En las últimas semanas se ha homenajeado con mucho
merecimiento a Luis Aragonés. Pues bien, recuerdo perfectamente como a
mediados de la temporada 1992-1993, tras haber ganado la copa y casi la
liga en la temporada anterior, y tras haber iniciado esa nueva temporada
con muy buenos resultados, una mala racha llevó a esa parte de la
afición a cargar contra Luis Aragonés. ¿Y qué pasó finalmente? Que Luis
Aragonés fue despedido, y la temporada terminó mucho peor que cuando
estaba el míster de Hortaleza al frente del equipo, y, por supuesto,
lastró al equipo las dos temporadas siguientes, que fueron una
calamidad. Por cierto, esos puristas aficionados tampoco ayudaron a Luis
Aragonés al terminar la primera temporada en primera, tras lograr el
ascenso, y Zapatones se marchó a hacer grandes a otros equipos. Espero
que a Simeone no le hagan lo mismo.
Podría
recordar también el caso de Arrigo Sacchi, uno de los inventores del
fútbol moderno, que casi nada más llegar al Atleti, y con un equipo en
construcción de dudosa calidad, fue increpado por parte de la afición, y
acabó siendo despedido. No recuerdo bien si llegó a comerse el turrón,
pero si puedo decir que el resto de aquella temporada fue una castaña, y
se fue sembrando el posterior descenso a segunda división.
Con
Simeone, ya han empezado algunos en el estadio con los pitos,
acompañados de los ataques en las redes sociales. Algunos con insultos
gruesos, muy gruesos. Es muy triste que el Cholo, figura clave en la
historia del Atleti, con un récord histórico en número de victorias,
reciba esos ataques.
Es
obvio que, tras el partido de ayer, todos salimos enfadados. Yo, como
todos, igualmente enojado. Hubo errores, especialmente al final, y el
Atleti dejó escapar un partido en casa, en el que empezó ganando.
Pero,
nunca hay que olvidar que el fútbol es caprichoso. El Madrid salvó la
victoria el otro día contra el Sevilla en un remate a bocajarro al
final, y ayer el Atleti, es una jugada similar, encajó. Es un juego, así
son las cosas. En Champions, con el Atleti acorralando al Liverpool en
casa, llegó la dudosa expulsión de Griezmann, y lo que apuntaba a
victoria grande, acabó con derrota de penalti con un jugador menos. Allí
se torció la Champions. Vuelvo a decir, es un juego.
A
estas alturas, la temporada no va nada bien. Hay bastante desencanto,
del que yo soy partícipe, creo que como todos. Muchos pensábamos que
podríamos disputar la liga, pero con la pérdida de puntos contra Levante
o Valencia, con partidos que parecían ganados, o la dura derrota contra
el Mallorca, nuestro Atleti no ha podido mantener la trayectoria
ganadora. La mala suerte, los errores propios o las decisiones
arbitrales han terminado de hacer embarrancar a un equipo que también ha
tenido partidos de buen juego, aunque no suficiente.
En
cualquier caso, la temporada no ha terminado. En la liga no se ha
llegado al ecuador, y habrá que seguir luchando y llegar hasta donde se
pueda. Entrar entre los cuatro primeros es muy importante y, no es
fácil. Al menos, hasta esta jornada, se ve que hay más de cuatro equipos
aspirantes. Es ahí cuando la afición debe dar la cara, y ayudar a
sostener al equipo, no a hundirlo.
Además,
pensar que, si se echa a Simeone, con el altísimo coste económico y de
liderazgo que tendría, el equipo iba a mejorar e iba a asegurar la
Champions sin esfuerzo, es de una fantasía infantil tal, de no haber
visto fútbol apenas.
Recurro
a un ejemplo claro en el mundo del fútbol de larga vida al frente de un
equipo: Sir Alex Ferguson. ¡¡¡Qué demonios, ni que las 27 temporadas de
Alex Ferguson en el Manchester United hubieran sido todas buenas y
plagadas de títulos!!! El entrenador escocés tuvo crédito hasta el
final, tanto cuando ganaba la liga como cuando la temporada era
irregular. Sus responsables sabían que no había un sustituto claro. Lo
mismo creo que sucede en el Atleti. Ahora mismo, no hay sucesor para
Simeone quién, por cierto, insisto en que todavía es el entrenador del
equipo campeón. Si no hay crédito para el Cholo, no habría crédito para
nadie, ni para un Klopp, ni para un Tuchel, ni para un Guardiola (no
vendría ninguno ni de coña). Como he dicho antes, no lo hubo ni para
Luis Aragonés ni para Arrigo Sacchi, entre otros.
Vuelvo
al principio. Cuando un equipo pasa una mala racha, lo más importante
es la tranquilidad, porque a veces no es fácil salir de ella. Hay
nervios, estado de ánimo bajo y tensiones, sobre todo cuando se ha
empezado la temporada con unas expectativas altas. Pero lo más
importante, aguantar la crisis y huir de la descomposición. Los pitos,
para el equipo contrario.
Para Simeone, al menos pido respeto, se lo merece.
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