sábado, 17 de marzo de 2012

Abundio no tuvo más remedio que vender el coche para pagar la gasolina

Esta tarde he llenado el depósito de gasolina de mi coche. No me he llevado ninguna sorpresa, pero al pagar, he sido, de nuevo, plenamente consciente de los precios de los combustibles. Por suerte, hoy he podido pagar. Pero si esto sigue así, el próximo día voy a tener que ir al banco a pedir un préstamo personal para pagar la gasolina.

Claro que, las entidades financieras no pasan tampoco por su mejor momento. No es descartable, por tanto, que tuviera que hacer una emisión de bonos para hacer estos pagos. La duda que tengo es que no sé qué tipo de interés tendré que ofrecer para atraer a los inversores. Me imagino que tendrá que ser superior al que ofrece el Tesoro español en su deuda. Supongo que mi rating no podrá ser superior al del propio Estado, y la triple A de otros tiempos, qué lejos queda ya.

Tras estas profundas reflexiones sobre la evolución de las finanzas y el imparable incremento del precio de las gasolinas, debo destacar que ese viejo dicho de la sabiduría popular que decía algo así como "eres más tonto que Abundio, que vendió el coche para comprar la gasolina" cobra más sentido que nunca, pero en sentido inverso; seguro que el pobre Abundio no tuvo más remedio que vender su coche para pagar la gasolina.

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