domingo, 29 de agosto de 2010

Gracias Iberia por convertirme de nuevo en un atleta

Cómo agradezco a Iberia, en este caso a uno de sus empleados, que me haya ayudado a volver a hacer deporte. Qué buenas carreras me he pegado este sábado por el Aeropuerto de Barajas, exactamente en su terminal 4. Como siempre, acudí con tiempo de sobra para poder sacar la tarjeta de embarque, superar el obstáculo cada vez más grande de los controles de seguridad y llegar sin contratiempos a la puerta de embarque.

Así saqué mi tarjeta de embarque en uno de los mostradores de Iberia porque tenía que sacar una segunda tarjeta porque el vuelo tenía escala y, además, facturar mi maleta. Me dijeron que la puerta en embarque no estaba, pero que se situaría en las puertas ‘M’. Tranquilamente me dirigí a ellas. El único problema es que está en la denominada terminal satélite, a la que hay que acudir a través de un trenecito subterráneo.

Al llegar allí, me hacen pasar por otro control de seguridad. Ahí es nada, sacar el ordenador, quitarse el cinturón, poner todo lo metálico en una bandeja… entretenidísimo. Y harto porque era la segunda vez. Llego a las puertas M y me dice otro de Iberia que allí no es, que es en la puerta K-69. Me quedé de piedra, porque las puertas K están en la terminal 4 “normal”. No era el único; al menos otras dos personas estaban en mi situación. Por supuesto, todos los involucrados estábamos ya que no nos llegaba la camisa al cuello porque la hora de embarcar había llegado (mejor dicho, ya se había superado).

Vuelta otra vez en el trenecito y, control de pasaportes y nuevo control de seguridad, fuera cinturón, ordenador fuera de la maleta y abrirle etc etc etc… ya no me puse el cinturón y fuí corriendo con los pantalones al borde del descenso.

Carreras en los pasillos, subidas a toda velocidad por las escaleras, bajadas por otras… y por mi cabeza rondando la idea de que “he perdido el avión. Ya no llego a Frankfurt y se me escapa el vuelo hacia Seúl. Van pensar todos que soy un gilipollas y encima no es culpa mía”.

¿Logré llegar a tiempo al avión? Sí, lo logré aunque fui el farolillo rojo y casi en calzoncillos. Por lo menos no me pegaron los demás pasajeros. Quizá mi salvación fue que había facturado una maleta y, por lo tanto, no podían despegar sin el titular del citado equipaje.

En cualquier caso, he rememorado mis tiempos de atleta, cuando corría el cross o en las pistas del difunto estadio de Vallehermoso y lograba grandes marcas en los 1.000 metros. Gracias Iberia por volver a hacer de mi un auténtico atleta.

Ps: conservo mi tarjeta de embarque con la letra M.

3 comentarios:

  1. Me lo imagino todo :DDDDDDDDDDDDD
    o por lo menos te imagino a tí contándonoslo (¡Qué verbo más raro, se escribe así?) en persona :DDDDDDDDDDDDDDDD
    Ahora tú también te reiras ¿no? Pero menudo trago
    :DDDDDDDDDDDDD

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  2. Hay que darle un poco de emoción al estilo Indiana Jones, podía haber sido peor. Los demás mortales nos contentamos con haber visto al supercampeón alcanzar el liderato.

    Suerte.

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  3. Qué duro es ser tú, Santi!

    JLN

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