martes, 21 de septiembre de 2010

El semen amenazó a la tinta china

He leído hoy en la prensa que el servicio de espionaje británico, conocido como el MI6, utilizó semen como tinta invisible durante la Primera Guerra Mundial (1914-1918). Al parecer, según se describe en el libro "MI6: The History of the Secret Intelligence Service 1909-1949", del profesor Keith Jeffery, el semen es un fluido que podía emplearse como tinta invisible y tenía la gran ventaja de que no reaccionaba a los métodos de detección habituales en aquellos años, entre ellos los vapores de agua. Un lujo para el espionaje.

La noticia me ha llamado la atención por su gran relevancia histórica, aunque tengo que reconocer que todos los comentarios que se me ocurren son un poco malsonantes. No me voy a extender mucho pero, espero que este sistema se usara sólo en documentos confidenciales porque, de tener que haber escrito muchos documentos, los británicos habrían necesitado que todos los integrantes de un grupo de ejércitos hubieran tenido que estar dándole al manubrio durante mucho tiempo.

Y con lo que puede llegar a cansar, como para tener que luchar después contra los alemanes. Recuerdo también que en la Gran Guerra todavía no se habían inventado ni el Playboy ni el Penthouse, entre otras publicaciones de interés.

Por supuesto, el uso del bromuro debió estar prohibido durante esos años porque, de otra manera, habría sido imposible alcanzar la cantidad suficiente de esta tinta destinada al espionaje.

Lo cierto es que el semen no ha tenido demasiado éxito en épocas posteriores, al menos en el uso comercial. Quién sabe, a lo mejor habría sido un gran rival de la tinta china; una amenaza para Pelikan, Staedtler, Winsor y Newton, entre otras.

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