martes, 20 de septiembre de 2011

Perder en los concursos televisivos, una auténtica tragedia griega de los tiempos actuales

Con la crisis, los concursos televisivos han proliferado en casi todos los canales. Es obvio que en tiempos de dificultades económicas tiene que haber candidatos a acudir a todos ellos. Me vienen a la cabeza esas ediciones del Gran Hermano u Operación Triunfo a las que se presentan miles de personas y se hacen preselecciones en pabellones de deportes y similares.
Como siempre, en algunos concursos se hacen perrerías a los participantes, como ese en el que los concursantes están encina de una trampilla, que se abre cuando fallan y caen al vacío casi como peleles. Ya lo decían en la facultad, hay gente que por salir por la tele les da igual que les digan que se arrastren por el suelo como un caracol o que ladren como un caniche.
De todas maneras, la verdad es que en algunos concursos actuales hay premios más que suculentos. Si no para resolver la vida, sí al menos para tapar unos cuantos agujeros (siempre y cuando según el tamaño).

En Antena 3, hay un programa los viernes en el que los participantes pueden ganar hasta un millón de euros. No es nada fácil, pero en numerosas ocasiones, los participantes llegan a la final en disposición de ganar cifras cercanas a los 100.000 euros, que traduciendo a mediciones de la antigüedad, son cerca de 17 millones de pesetas.

En estas circunstancias, cuando ganan la alegría se dispara. Es lógico. La cuestión diferente es cuando pierden. Es una auténtica pena. Los concursantes se llevan unas decepciones tremendas, verdaderos disgustos que, estoy seguro, les duran varios días. El viernes pasado los concursantes perdieron 75.000 euros y el problema añadido es que estaban seguros de que su respuesta era la correcta. Cuando se dieron cuenta de que se habían equivocado se quedaron sin habla. ¿Lloraron? No lo sé, pero hubiera sido lo normal. Seguro que no durmieron y, probablemente, hasta discutieron. A día de hoy, todavía se moverán entre lamentaciones.

Si antes ibas a un concurso y perdías, por ejemplo, un coche, no era para tanto. No obstante, creo recordar que en programas como el famoso Un, dos, tres, a veces se perdían apartamentos en Torrevieja o La Manga del Mar Menor, y supongo que sería doloroso. Pero ahora, con la que está cayendo, con el frío que hace, perder 75.000 euros debe hacer sucumbir al alma. Sólo hay que ver las caras que se les quedan. Una tragedia griega, y en este caso, el gentilicio griego es muy realista.

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