Las hormigas me atacan. Por todos los lados. Con el retorno del verano, estos simpáticos animalitos han recuperado su empuje. No hay manera de derrotarlos. No voy a dar muchos detalles, pero supongo que no seré la única persona de todo Madrid que está en esta situación. Por la cocina, el baño, el salón. Estoy a punto de rendirme.
Aunque, una opción es abrir un safari de hormigas. O un parque zoológico. Tendría a Camarón y a las dulces hormiguitas. Otra alternativa es crear un circo de hormigas. Tendría que enseñarles a subirse unas sobre otras. Es posible que no les saliera mal. También les enseñaría a saltar por un aro de fuego y a saltar de un trapecio a otro. Esto parece un poco más complicado. Probablemente necesiten mucho entrenamiento y un domador con frac, sombrero de copa y látigo. No sé si estoy en la mejor forma para afrontar este difícil reto.
No se me ocurren muchas soluciones salvo llamar a ¡Raidddddd!
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