sábado, 20 de junio de 2009

La mascletá, salvaje

Ayer estuvimos en la mascletá que abría las fiestas de San Juan en Alicante. Hasta ahora, siempre había tenido cierto respeto por estas celebraciones de explosiones y fuegos. Hace años estuve en las fiestas de Elche, en la "Nit del alba" (creo que se llama así), y tras ver unos fuegos artificiales espectaculares de una hora con unas palmeras que iluminaban el cielo, me vi envuelto en una guerra de petardos entre los mozos locales en la que pasé más miedo que... Por favor, imaginad decenas de indiviuos, vestidos con ropa militar y cascos (de moto), tirándose unos a otros las llamadas carretillas, unos petardazos que suben y bajan, te persiguen y te acosan sin dejar de expedir fuego. Todos los años hay heridos de gravedad, según se dice en los telediarios. Gente con quemaduras, que pierde dedos. Es en agosto, estad atentos.

Pero ayer fue muy distinto. La mascletá está perfectamente organizada puesto que la explosiones se producen en un recinto acotado. Sin peligros. Además, están los bomberos.

La primera explosión ya capta toda la atención. Retumba el suelo. Y las paredes. Y el cielo. A partir de ahí se aceleran los lanzamientos de cohetes. Unos en el aire y otros en el suelo. Los segundos parecen eternos. Traca tras traca. El cielo se llena de humo y, por momentos, las casas que uno tiene delante de su cara, desaparecen. En los momentos finales vienen unas grandes tracas con explosiones sucesivas a toda velocidad. Casi como de una gran cañón-ametralladora.

En ese momento ya se ha desatado la euforia entre los cientos de espectadores. Entre los espacios de tiempo entre cohete y cohete ya se oyen los vítores de la gente. Si tuviera que describirlo diría que te entran unas ganas imparables de aplaudir y gritar. De hecho, así lo hice. Y lo volveré a hacer la próxima vez que vuelva.

Eso sí, vendré de espectador. Los petardos y cohetes, que los tiren otros.

Ps: Por otro lado, que insoportables son las tracas de petardos que, indiscriminadamente, algunos/as lanzan por la calle. Hoy, me han interrumpido la siesta, sin piedad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario