Creo que se ha producido una gran fuga de afiladores procedentes de la cárcel de la teletienda. Sí, hoy me he encontrado con otro afilador junto al portal de mi casa. El que vi el fin de semana estaba motorizado y circulaba en coche; el de hoy era más tradicional e iba en bicicleta.
Cuando le he visto, estaba esperando a que le abrieran la puerta del portal e iba con varias tijeras en la mano. Verdaderamente, era un buen comercial a la caza de clientes porque me ha preguntado que si necesitaba afilar algún cuchillo o tijera. En ese momento no se me ha ocurrido si tenía en casa algún cuchillo sin afilar y, además, en estos tiempos que vivimos no es costumbre entre la gente corrienta el llevar navaja encima.
Si estuviéramos en mayo de 1808, sería distinto. Entonces muchos ciudadanos llevaban su propia navaja, una herramienta muy útil, precisamente, el día del levantamiento contra los franceses. En aquella jornada, los afiladores debieron de tener mucho trabajo.
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