sábado, 29 de agosto de 2009

El estrés vacacional

Ya estamos a final de agosto. El fin del verano. La vuelta a casa. Con la canción “Amor de Verano” del Dúo Dinámico como banda sonora. El Dúo Dinámico inventó el fin del verano, dicen. Retorno al hogar y al trabajo. Con el estrés postvacacional. Una terrible patología, mezcla de nerviosismo y depresión, que se genera al volver a la oficina tras las vacaciones.

¿Patología por volver al trabajo? Mentira. Vaya trola. La verdadera patología es no volver al trabajo. De hecho, este verano ha habido estrés prevacacional y vacacional para las personas. “¿Volveré?”, se habrán preguntado muchos trabajadores mientras caminaban por la montaña o vagueaban en la playa. Que rollo puede llegar a ser el chiringuito en ocaciones.

Diría incluso que ese estrés vacacional habrá ido aminorando en la medida en que las vacaciones hayan ido concluyendo. Estoy seguro de que muchas personas habrán sentido un gran placer cuando se hayan sentado en su silla de la oficina durante el primer día de trabajo. “¡Que bien se está aquí!, con lo incómoda que era la playa”, habrán pensado.

Hay un invento que algunas grandes empresas están desarrollando: el tornillo para engancharse a la silla. Con este artilugio, que se va a generalizar este otoño, el trabajador se agarra a la silla y no hay quien le mueva. De hecho, muchos trabajadores ya están buscando este tornillo en internet todos los días. Pero no es fácil encontrarlo.

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