martes, 11 de agosto de 2009

La tele, que pesadez

La televisión es pesadísima. No hay quien la aguante. Y unas más que otras. Ayer, tras haber cambiado de televisión hace algunas semanas para introducir en mi casa el fenómeno de las pantallas planas, me llevé mi viejo aparato de tubo. Como pesaba, más que un telediario.

Casi me hernio, de nuevo. Y mi señora, también. Lo pasamos mal hasta que logramos introducir la vieja tele en el maletero del coche. Bajarla por las escaleras fue un suplicio. Meterla en el ascensor, un castigo. Si lo llego a saber, me hubiera apuntado al gimnasio hace un par de meses. Lo habría necesitado.

Estoy seguro de que en el futuro, cuando cambiemos nuestra nueva televisión plana, no sufriremos lo mismo. Es cierto que la ventaja de estas televisiones es que no hay ladrón que se las lleve. El caco debería ser primo de Rambo y cuñado de Rocky para poder cargar con ella.

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