jueves, 1 de octubre de 2009

Tengo una salamanquesa; adiós hormigas

El 9 de junio escribí en este mismo blog que las hormigas habían invadido mi casa. Y tras un debate conmigo mismo, terminé el texto asegurando que no tenía solución. Ni Raid podía con ellas. Pero ahora, he encontrado una auténtica solución. Hormigas, temblad.

Tengo en casa una nueva visitante. Vive en la misma habitación que el hámster pero no tengo ni idea de lo que hace por las noches, porque es "de hábitos nocturnos", como se dice en la Wikipedia. Sí, es una salamanquesa. No sé como ha entrado. Supongo que por las ventanas en algún momento de los últimos días de calor en los que han estado abiertas. No creo que haya hecho un agujero en la pared. El caso es que me la he encontrado ya varios días caminando por el techo de mi despacho con total tranquilidad. Probablemente, está haciendo compañía a mi hámster, mi querido Camarón.

Y cuando lo pienso, seguro que ha venido con una misión. Creo que la salamanquesa ha venido para ayudarme a luchar contra las hormigas porque, según me cuentan algunos avezados especialistas en reptiles, come insectos.

Con estas características, no se va a morir de hambre en mi casa. Si se da una vuelta por la cocina, se va a dar un tremendo festín de hormigas. Asadas, a la cazuela, al horno, cocidas, fritas, pasadas por agua... Ya no me van a hacer falta los insecticidas porque tengo una auténtica guardiana. Adiós hormiguitas, ya no entraréis en mi bote de azúcar, ni asaltaréis mis bollos (además de magdalenas y galletas), ni pasearéis por el horno, ni dormiréis en el microondas, ni acamparéis en la encimera, ni asediaréis a mi nevera, ni os beberéis el café.

No hay comentarios:

Publicar un comentario