miércoles, 28 de octubre de 2009

Coche y enfados

La pasada semana cambié de lugar de trabajo. He pasado del centro de Madrid a una bocacalle de la calle de Alcalá, en la zona este de la ciudad. Después de muchos años sólo puedo decir que ya no trabajo en el centro. Un movimiento que también ha supuesto que, por primera vez en este tiempo, he dejado de trasladarme a mi oficina en transporte público. Ahora voy en mi propio coche. Es más caro pero, al mismo tiempo, me permite llegar antes a casa cada noche. Y se agradece.

Pero hay más inconvenientes. Uno de ellos es que, conducir a diario en Madrid provoca más enfados. No es que vaya a liarme a tiros, ni a liarme a gritos o pitadas con otros coches pero lo cierto es que cuando se conduce hay más motivos para ponerse de mala leche. Uno que se cruza y te adelanta por la derecha, otra que se salta un semáforo y está a punto de arrearte, un tercero que se salta un ceda el paso porque cree que tiene espacio, un furgonetero que te saca el morro para salir de un garaje y se queda a milímetros de comértelo, decenas de coches que van a toda velocidad y te rebasan por derecha, izquierda, arriba o abajo... ¡Como sube el riesgo cardíaco!

Paciencia, paciencia, paciencia, paciencia, paciencia...

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