jueves, 20 de octubre de 2011

Los ceniceros de los coches de los fumadores deben estar sucios, con muchas colillas

La realidad tiene, a veces, pequeñas escenas crueles. En Madrid, junto a la carretera de Barcelona, y antes de llegar a la zona del Campo de las Naciones, hay un pinar, no muy grande, pero que ayuda a embellecer la zona. Habitualmente paso por la zona cuando voy a trabajar.

Hace algunas semanas se quemó una parte. Una verdadera pena, porque ahora, tras limpiarse la zona no han quedado más que una gran calva donde antes había pinos y vestigios del fuego.

Esta mañaba, al ir a trabajar, he tenido que parar en un semáforo que estaba en rojo junto a la citada zona de pinares. Estando detenido con mi coche, ha venido otro vehículo, y se ha parado junto a mi. Su conductor iba con la ventanilla abierta pese al fresco de la mañana, lo que me ha llamado la atención. A los pocos segundos me he dado cuenta del motivo: estaba fumando.

En un momento determinado, este conductor se llevó el cigarrillo a la boca, dio una profunda calada y sin ningún tipo de remordimiento, tiró la colilla del cigarro por la ventana del coche. A al vista, pero muy a la vista, estaban los restos del incendio.

En ese momento le hubiera llamado de todo, pero no fue así. Quizá me acobardé, pero nunca se sabe con quien te puedes encontrar. Pero a la cabeza me ha venido una idea que, creo que ya he comentado en el blog. Se podría prohibir fumar en los coches, aunque es posible que esa medida fuera contra la libertad de las personas.

A lo mejor se podría establecer que la policía revisara los coches de los conductores que van fumando, si al ver el cenicero del vehículo, hay otras colillas, no pasa nada; pero si al revisar el cenicero, la policía ve que está muy limpio, multa, señora multa.

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