jueves, 12 de febrero de 2009

Chapuzas y trampas

No me gustan nada las chapuzas. Las deploro. Considero que son habitualmente fruto de las prisas y del poco cuidado. Pero, si cualquier lector mira mi entrada de ayer en este blog y la compara con la de antes de ayer, podrá observar que la letra es diferente. Claramente, la del martes es más grande.

Admito que desconozco el motivo. Todo se originó en la importación de un texto desde otro ordenador a través de una memoria USB. Yo, tranquilamente escribí el texto en mi preciado netbook Asus Eee PC. Sin contratiempos, después de cenar, y con el OpenOffice de código abierto. Como no tengo conexión directa y sí en mi ordenador de sobremesa, lo copié en la memoria y lo abrí en el otro dispositivo. En principio, todo iba bien hasta que al pulsar el botón “publicar entrada”, el ordenador me salta y me comunica que hay un error, que no se puede publicar. Y así una y otra vez. Empezaron los nervios. Al volver a la plantilla de redactar, los párrafos del texto aparecían con letras diferentes, de distinto tamaño e interlineado distinto. Intenté corregirlo, pero no había manera de encontrar la solución. Pasaba el rato y se hacía tarde. Corría el riesgo de no acudir a la cita con el lector. Mi mujer también buscaba una salida. Y lo mismo, idéntico error. Salí y entré al menos dos veces del programa de Blogger, pero la letra no cambiaba.

De repente surgió una pestaña amarilla con un mensaje que decía algo así como “TAG +*%&$”. El mensaje ofrecía la opción de desconectarse. No tenía ni idea pero como era casi la una de la mañana, lo hice, la quité. A continuación, pulsé la opción de publicar. Caramba, lo logré. Estaba resuelto pero, al echar una ojeada en el conjunto del texto me dí cuenta del citado contratiempo de la letra. Intenté arreglarlo sobre la marcha, pero volvía a surgir el mismo fallo. Pues nada, “ahí se queda”, me dije.

Por favor, Google, Asus, Linux, Microsoft, Dell... poneros de acuerdo y quitar las trampas.

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