viernes, 20 de febrero de 2009

La antigua modernidad

En 1929, mis abuelos, cada uno por su cuenta, acudieron a Barcelona a la Exposición Universal. Un evento que entonces fue un homenaje a la modernidad. Cuentan las crónicas de entonces que los visitantes pudieron disfrutar de los alumbrados especiales en los edificios, de las primeras fuentes automatizadas (se dice que eran cibernéticas) así como montar en las primeras montañas rusas que se instalaron en España.

Esta semana he estado tres días en la capital catalana en una gran feria mundial sobre telecomunicaciones, celebrada, precisamente, en el mismo lugar que la exposición de 1929. Ahora, es distinto. Bonitos móviles táctiles, con conexión a internet, con televisión, con proyector, con videojuegos, con música. Parecemos la culminación de la modernidad, pero no deberíamos creerlo con demasiada rotundidad.

Me gustaría ser Julio Verne y hacer pronósticos sobre el futuro pero mi imaginación no es tan buena. Aunque, sí me gusta bromear sobre lo que dirían de nosotros dentro de 80 años. “En 2009, año en el que hubo una gran crisis económica, los muy animales utilizaban unos aparatos para hablar, a los que llamaban móviles, que emitían unas radiaciones terribles. Con lo cómodo que es llevar el altavoz implantado en el oído (este ejemplo no es idea mía. Fue de los especialistas en marketing de Xfera)”. “Y decían que los móviles eran muy rápidos. Hasta que se descargaba una canción tardaban no se cuantos segundos”. “La pantalla les parecía grande y no había forma de ver una película”. “Cámara de cinco megapíxeles. La resolución era muy mala”, “De Madrid a Barcelona, el tren tardaba más de tres horas, y eso que era de alta velocidad”.

Me encantan estas comparaciones, continuarán. “En 2009, los ordenadores necesitaban un teclado para escribir. ¿Y qué es un ordenador?”

1 comentario:

  1. Si que está lejano el año 19269
    Hablas de velocidad. Cuntas horas tardaría tu abuela en llegar desde Santander a Barcelona, porque el AVE estaba muy lejano. Los asientos del tren eran, seguro, de sleeping table. Y los dolores de espalda tambien les daban a los JÓVENES DE ENTONCES. Pero resistieron y bastante mas tarde les tocó sufrir daños mas duros. Volvamos a Barcelona, La impresión fue buena. Montar el la "pluma" del Tibidabo fue una impresión recordada lo largo de muchos años. Y el pueblo español y la Sagrada Familia que entonces estaba mas menguada que ahora ( por cierto que entonces no estaba amenazada por el AVE como en la actualidad)Como apunte recordatorio señalar que el viaje le hizo con la Coral de Santander y se supone que el viaje le hicieron cantando para mas inri. Otro día que me acuerde te haré algun recuerdo supletorio..........De todas maneras se ve que el comentarista no es muy anónimo

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