Volvía esta tarde hacia el trabajo en el metro, cuando en
una de las estaciones entraron dos hombres y se sentaron a mi lado. Venían
hablando de Bilbao y de las maravillas que encierran la ciudad y el conjunto
del País Vasco. Tuve la sensación de que uno de ellos era de Bilbao por la
forma en la que se expresaba.
El caso es que, en un momento determinado, al hablar de la
ciudad, el que no era de Bilbao dijo “… además, el Guggenheim es una maravilla”,
y el otro contestó “pero creo que es más valioso el continente que el
contenido. Yo no soy muy entendido en arte pero creo que el arte moderno es un
cuento chino, una estafa, un timo…”, y se quedó más ancho que largo.
Estoy completamente seguro de que este hombre era un amante de los clásicos Goya,
Velázquez, Zurbarán, Murillo, Rembrandt, Rubens, Rogier van der Weyden, Jeroen Anthoniszoon van Aeken ‘El
Bosco’ y Brueghel el viejo. Me bajé en la siguiente parada, creo que me perdí una conferencia excepcional.
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