martes, 31 de marzo de 2009

El tornillito y el valium

En una vieja película española, de la que no recuerdo el nombre (sólo me acuerdo de que uno de los protagonistas era Manolo Morán), había un matrimonio de algo más de mediana edad que se disponía a hacer un largo viaje en avión. La mujer era muy divertida. Su papel era de esposa pesadísima que apenas dejaba respirar al marido. Para todo tenía comentarios.

Tal era así, que días antes del viaje, ambos fueron al aeropuerto a ver el avión. No se fiaba mucho, era miedosa. Durante la visita, que incluía un recorrido por la pista, nuestra amable señora le pregunta a uno de los empleados de las aerolínea (no sé si era piloto pero creo recordar que llevaba uniforme) por unos trabajos que en ese momento estaban haciendo los técnicos en el propio aeroplano. La respuesta no pudo generar más miedo y dudas. “No se preocupe, es sólo un tornillito”.

No sólo no se convenció sino que durante los días siguientes no dejó de acribillar al marido con todo tipo de observaciones una y otra vez. Incluso llegó a sugerir al marido que llevaran sus propias herramientas. Recuerdo el vagamente el final. El marido, casi desesperado, se marchaba sólo en el avión. Y muy contento.

El domingo volé a Munich por una cuestión de trabajo. Y como casi siempre, el avión salió con retraso. No pasada nada. A veces, los hombres y mujeres que trabajan en las aerolíneas son muy simpáticos. No sé si fue el piloto o el sobrecargo, pero al pedir disculpas a los pasajeros por el retraso, el protagonista dijo algo así como “Disculpen... hemos tenido una avería en una de las bodegas”. No miento, por una avería. Rápidamente, me acordé del tornillito.

Mira que son buenos psicólogos. Podrían haber culpado al mal tiempo, al tráfico aéreo, a que los controladores estaban durmiendo. Yo no tengo miedo a volar pero, me imaginé los pensamientos que debieron de surgir en las mentes de los que tienen que entrar en el avión a empujones o a rastras. Y seguro que, entre los más de cien pasajeros, había alguno. Por suerte no salió corriendo ni se puso a chillar. Lo más probable es que abriera sus pertenencias y sacara una pastilla de valium, lexatín... Y se tomara dos o tres de cada uno de ellos, por lo menos. Aunque ¿¿¿???, ahora lo tengo claro. ¿Y si el piloto y la tripulación trabajan, a escondidas, para alguna farmacéutica?

No hay comentarios:

Publicar un comentario