martes, 1 de diciembre de 2009

En Finlandia es de noche, casi todo el día

Hoy ha sido un día raro. Por cuestiones de trabajo, he viajado durante este martes de Madrid a Helsinki, la capital de Finlandia. Es un viaje más largo de lo que parece, cerca de cuatro horas y media. Pero, lo que es peor, al estar en estas fechas de principio de diciembre, mi día ha sido casi inexistente.

Salí de casa temprano para ir al aeropuerto. Era de noche. Al ir en el metro, cualquier atisbo de los pasos de avance del amanecer son pura imaginación. En el aeropuerto, hice todos los procesos bajo las luces eléctricas de sus instalaciones. Sólo al ir a subir al avión, pude percibir que en Madrid iba a hacer un día soleado. Y lo pude hacer gracias a que el recorrido entre la terminal y el avión lo hicimos en un autobús-jardinera. A partir de ahí, no fue tan fácil. Desde la ventanilla del avión y gracias a que éste vuela por encima de las nubes pude ver un precioso sol (frío porque según los indicadores del avión, la temperatura externa era de 50 grados bajo cero; menos mal que estaba dentro). Pero fue lo único, como si fuera un cuadro o una foto.

Al llegar a Helsinki, y pese a ser las 15:30, hora local, y las 14:30, hora española, el día casi había muerto. Y tanto fue así, que al salir a la calle tras esperar un buen rato a la salida de la maleta, ¡era completamente de noche! Reconozco que no he visto a los lobos. Posteriormente, he dado un paseo por la ciudad, pero ha sido una caminata nocturna, a oscuras ornamentadas sólo con las decoraciones navideñas. Y es que Helsinki vive de noche ahora, porque en junio y julio sólo vive de día.

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