La película comienza con un traslado de un trasbordador espacial sobre un avión. No obstante, el vuelo no llega a su destino porque los malos acceden al trasbordador y, tras encender los motores, logran despegar, provocando al mismo tiempo la caída del avión, que si no recuerdo mal era un Jumbo.
No se puede decir que Moonraker no fue original. En la película, de 1979, vuelan varios trasbordadores espaciales (además de aparecer una auténtica estación espacial), cuando el primer viaje espacial de estas aeronaves, en este caso del Columbia, fue en 1981. Pero Bond era Bond. Esta vez, el agente británico contó con el apoyo decisivo del asesino a sueldo Tiburón, que lleva esta y otra película anterior, La espía de mi amor, intentando cargarse a Bond. Pero Tiburón, que era muy feo, no entraba en los planes de Drax, el malo de la película, de crear una super raza humana tras acabar con toda la vida humana en la tierra. Bond, por supuesto, también cuenta con el respaldo de la sugerente agente de la CIA Goodhead.
Lo cierto es que en 1979, cuando se estrenó Moonraker, se sabía que los trasbordadores iban a ser las naves espaciales del futuro próximo. Algunas como el Challenger o el citado Columbia acabaron en tragedias mundiales, pero ayudaron al avance de la carrera espacial. Hoy, por el contrario, al ver el desplazamiento final del Discovery me he quedado con la duda de saber cuál será la próxima nave espacial de referencia. Quizá habrá que esperar a ver la próxima película de James Bond o bien a que empiece a fabricarse en serie el Halcón Milenario.
Ps: la canción principal de Moonraker está interpretada por Shirley Bassey que, con anterioridad, había interpretado las bandas sonoras de otras películas de Bond, como Goldfinger y Diamantes para la eternidad.
De los James Bond más frikis de la historia...
ResponderEliminarJLN