El Barça-Madrid acaba de terminar y ha ganado el equipo merengue. No voy a hacer análisis deportivo porque, desde mi perspectiva, podría ser criticado injustamente. Pero sí voy a hacer un análisis económico muy preciso.
Con la victoria madridista, van a ganar los bares de Madrid a los bares de Barcelona. El motivo es obvio. Tras la derrota, la mayoría de los aficionados culés se habrá ido a casa tranquilamente a cenar después de haber visto el partido en el Camp Nou, y los que estuvieran en casa viéndolo, no se habrán animado casi seguro a salir a tomar nada fuera.
Por el contrario, escuchados los pitidos de los coches en las calles de la capital, es muy probable que los bares se estén llenando de aficionados dispuestos a celebrarlo. Cerveza, gin-tónic, whisky con coca-cola, vodka con naranja, e incluso algún refresco. Los bares harán buena caja esta noche y mañana, una vez agotadas las existencias, serán los proveedores de la capital quienes saquen partido de la victoria madridista.
No obstante, los bares de la Ciudad Condal tendrán su oportunidad este mismo martes de resarcirse si el Barça derrota al Chelsea y se clasifica para la final de la Champions League. Seguro que muchos aficionados saldrán a celebrarlo.
Eso sí, la gran batalla de los bares tendría lugar en una hipotética final en la Champions League entre el Madrid y el Barça. De ser así, la hostelería entre ambas ciudades se jugarían, quizá, el partido más importante, no ya de este año sino de una temporada mucho más larga. Y vistos los tiempos de crisis económica, para los bares de ambas ciudades la victoria sería mucho más decisiva.
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