miércoles, 19 de agosto de 2020

Donde la lluvia es arte

Llueve en el noroeste de Galicia. Mucho. Con fuerza, acelerada por el viento, que empuja las gotas hacia los rostros de quienes caminan por las calles, los campos, las riberas de los ríos y las orillas del mar. 

Leo en la prensa gallega que se está en un proceso de ciclogénesis explosiva, un fenómeno meteorológico que se ha extendido en los últimos años (en ocasiones, puede llegar a ser peligrosa). 

El ojo ve cómo cae el agua sin parar sobre los campos gallegos, que reverdecen aún más. La hierba de los prados, los árboles, los arbustos... La bandera de Galicia es blanca con una raya cruzada azul. En días como hoy, quizá podría parecerse al verde de Irlanda. O, al revés.

Además, las nubes bajan y cubren, primero los montes, y después los árboles. Por momentos, desaparecen. La humedad sube desde el suelo, y parece extender una cortina que difumina el horizonte. 

Ya se cantó en la época de la Movida gallega: 

"Donde se quejan los pinos, 

y se escuchan alalás

Donde la lluvia es arte 

y Diós se echó a descansar".


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