lunes, 24 de agosto de 2020

Keke Rosberg, siempre en la cultura gallega

Los viajes han cambiado. Recuerdo de niño que viajar en coche de Madrid a Galicia suponía casi un día entero. Se salía a las cuatro o las cinco de la mañana de la capital, y no se llegaba a Bayona, en las Rías Bajas, hasta las seis o las siete de la tarde. 

Las provincias de Castilla se recorrían con relativa rapidez. De hecho, a menudo se desayunaba en la Puebla de Sanabria, excepcional comarca de la provincia de Zamora. Pero, después, había que recorrer las provincias de Orense y Pontevedra en un subir y bajar montañas, circular por detrás de camiones en carreteras de doble sentido, todo, por supuesto, en coches que no tenían aire acondicionado. 

Ahora, se puede comer en Sada, en la Ría de Betanzos, salir después, y llegar a Madrid a una hora prudencial. 

Lo que no cambia es mirar hacia atrás cuando había que volver. De niño por el cristal de atrás. De mayor, al conducir, a través del retrovisor. Siempre hay un instante más que simbólico: la última vez que se ve el mar. 

Después se empieza a recorrer el viaje, primero abandonando el verde de Galicia, después las montañas de León, el amarillo de Castilla para, ya en la noche, ver la luminosidad de Madrid. Aún así, con la ilusión de volver. 

Es muy probable que Keke Rosberg también fuera capaz de hacer el viaje en su Fórmula Uno. Aunque desconozco si alguna vez estuvo en Galicia. En la cultura gallega sí tuvo una notable presencia. En otro de sus éxitos mundiales, en el LP, Menos mal que nos queda Portugal, Siniestro Total rememoró las hazañas del gran campeón nórdico del motor. Un éxito, por otro lado, que cantábamos en el colegio, sin que tuviéramos que ser amonestados. 


"Tardas demasiado cuando entro en boxes

Te la estás jugando 

Yo soy Keke Rosberg, yo soy Keke Rosberg 

Y tú eres un mecánico fatal. 

Me han adelantado todos los Ferrari, todos los McLaren y hasta un Bugatti, el de Nuvolari

Eres un mecánico fatal...".



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