domingo, 17 de octubre de 2010

Los coches sin conductor son mejores para aparcar y permiten tomar copitas


Esta misma semana, Google ha anunciado que está probando, y con éxito, coches que conducen solos. Al parecer llevan unas cámaras situadas en el techo para analizar los recorridos y unos sensores láser que son capaces de analizar el tráfico. El experimento debe ir por buen camino porque los coches de Google han recorrido ya un total de 225.000 kilómetros.

Google parece haber seguido el ejemplo de Kitt, el coche fantástico. Lo que la compañía de internet no ha aclarado es si David Hasselhoff, quiero decir Michael Knight, es quien ha conducido su coche; experiencia no le va a faltar. Cuando Google diseñe las socorristas biónicas, seguro que también podrá contar con Hasselhoff o con la propia Pamela Anderson.

Pero, volviendo a la automoción, creo que los coches que puedan conducir solos serán una gran ventaja. No se podrá decir que el conductor se cansa porque, si el automóvil no requiere su presencia, podrá echarse una buena siesta en pleno viaje y llegar descansado al destino. Una buena manera de empezar las vacaciones.

De todas maneras, una de las grandes ventajas será en el momento en que haya que aparcar. Sin duda uno de los momentos más pesados y aburridos, especialmente cuando hay que ir con prisa a lugares o zonas en las que apenas hay plazas para el estacionamiento. Así, el conductor podrá conducir hasta el lugar de destino y, al llegar, bajarse tranquilamente en la puerta y decirle al coche, “anda, vete a aparcar. Pero aparca bien, no se te ocurra subirte a una acera que nos multan, ni quedarte en el carril bus”. En este sentido, el coche podría quedarse en doble fila y moverse sólo cuando volviera el conductor del coche bloqueado. Eso sí, con cuidado de no aparcar en zonas donde haya vigilancia para evitar posibles multas. Menudos están los alcaldes con su afán de recaudar. 

Y al terminar, el conductor llamaría a su auto, “venga, ven a buscarme, rapidito, que tengo ganas de llegar a causa”.

Precisamente, si el coche condujera sólo, el conductor podría tomarse unas copas, unas jarras de cerveza o unos vinos tranquilamente, sin ningún temor. Pensándolo bien, seguro que los dueños de las grandes bodegas de vinos de La Rioja o de la Ribera del Duero, de las destilerías de whisky escocés, de las fábricas de cerveza irlandesa, belga o alemana y del vodka ruso apoyarían sin reservas este plan de Google para diseñar coches que conduzcan solos. En definitiva, sería beneficioso para sus cuentas. 

Al que no le gustaría nada la introducción de este tipo de coches sería al Estado. Es posible que la gente ya no tuviera que sacarse el carnet de conducir con lo que se acabó esa inagotable fuente de ingresos para las arcas públicas de los pobres paganos que tienen que pasar por los mostradores de la DGT. Claro que, seguro que las autoescuelas presionarían para que, aunque el coche no necesitase conductor, alguno de los ocupantes tuviese que contar con este permiso.

Lo que no me queda claro es que cómo sería una discusión de tráfico entre dos coches que conducen solos. Se dirían cosas así como “cabrón, que te has saltado el ceda el paso”, “hijo de p…, que te han dado el carnet en una tómbola”. Desde luego, no se bajarían del coche, aunque, a lo peor, en una discusión entre coches, tendrían que serlos tripulantes quienes se tuviesen que bajar en caso de bronca y pegarse por culpa de los ordenadores. Google tendrá que afinar bien sus máquinas.

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