Una amiga comentó en los últimos días que su bebé, en este
caso una nena, había cumplido dos meses, un momento con un toque di dificultad
porque es cuando hay que poner las vacunas. En este caso, a la pobre le cayeron
cuatro pinchazos.
Recuerdo cuando pincharon a mi nene por primera vez en el momento de las vacunas. En la primera inyección
no lloró mucho porque no era muy consciente de la situación, pero al llega la
segunda, al notar que le estaban ensartando empezó a llorar casi desconsoladamente.
Y así hasta que terminaron los cuatro pinchazos de la sesión.
Estoy seguro de que, si se pudiera, muchos padres pondríamos nuestro brazo,
nuestra pierna o no donde la espalda pierde su nombre para que nos pusieran las
vacunas en lugar de a nuestros nenes. Pero, está claro, no se puede.
En esta reflexión, he recordado algo que me contó otra amiga
hace tiempo. Al parecer, un padre de un compañero (o compañera, no recuerdo
bien) de la guardería o del colegio de su nena comentó que él había decidido no
vacunar a sus hijos. “No les hemos vacunado, y no se han puesto enfermos ni una
sola vez”, dijo este experto. La respuesta de mi amiga fue clara, “no se ponen
enfermos ni cogen ningún virus porque están vacunados todos los demás niños”.
Santi, si tan chollo es no vacunar, ¿por qué no lo hace todo el mundo?
ResponderEliminarUna de dos, o vacunar es cojonudo y por tanto los padres que no vacunan son idiotas/irresponsables, o bien vacunar tiene bastante riesgo y la diferencia con no vacunar no es tanta. En cualquiera de los casos, no sé por qué le echáis en cara a los que no vacunan vuestra supuesta mayor solidaridad...
Carlos G.
EN DEFENSA DE LAS VACUNAS: PROTEGE LA SALUD DE TU HIJO. Carlos González
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