sábado, 20 de noviembre de 2010

Si ThyssenKrupp hubiera ido a casa de mis abuelos

Me ha llamado la atención un anuncio que se está emitiendo estos días en algunas emisoras de radio, si no recuerdo mal, del ThyssenKrupp. La publicidad simula una típica junta de vecinos en la que hay una encendida discusión entre los participantes, algo muy habitual. En un momento determinado se oye una voz, supongo que del presidente de la comunidad o del administrador de la finca, que dice "ahora la cuestión del ascensor", y en ese momento se hace el silencio, nadie dice nada.

Anuncio totalmente verosímil, hasta verídico, diría. Hace muchos años, allá por la década de los ochenta, en casa de mis abuelos se produjo una situación similar. La casa, que tenía cuatro plantas, no tenía ascensor porque era antigua, si bien, tenía el espacio central para su instalación. En aquel tiempo, las administraciones públicas ofrecían una subvención de hasta el 30% a las fincas que decidieran poner ascensor, así que, en la comunidad de vecinos de mis abuelos decidieron estudiar esta opción.

A mis abuelos, que ya por entonces eran bastante mayores, el ascensor les venía francamente bien, porque vivían en el cuarto piso. Sin embargo, y a pesar de las ayudas públicas, resulta que cuando llegó la junta de vecinos decisiva para aprobar o rechazar el proyecto, una serie de vecinos se opusieron con vehemencia a la instalación del ascensor. Como la instalación del elevador tenía que ser aprobada por unanimidad, la negativa dio al traste con el plan.

La oposición había procedido de vecinos que vivían en el primer y segundo piso, quienes entendían que no lo necesitaban. Para mis abuelos fue un varapalo muy duro, realmente se sintieron muy dolidos por la falta de solidaridad de esos vecinos que no lo necesitaban y finalmente, y años después se fueron de la casa sin ver el ascensor.

Claro que, con el tiempo, algunos de esos vecinos que se habían opuesto a la instalación del ascensor tuvieron algunos de esos problemas que la vejez y el paso del tiempo ocasionan. Pese a vivir en esas plantas más bajas, las escaleras se volvieron una barrera infranqueable que el ascensor sí habría ayudado a superarla. Desconozco si experimentaron algún tipo de arrepentimiento.

En fin, años después todavía deseo que la comunidad de vecinos de mis abuelos hubiera sido la comunidad de vecinos que sale en el anuncio del ThyssenKrupp.

1 comentario:

  1. Está claro... ¡Qué bien se nos da mirarnos el ombligo!... y fastidiar a los demás, a veces, parece el deporte nacional. ¡Qué penita!

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