sábado, 10 de diciembre de 2011

La lotería de Navidad, que se pague en bonos del Estado este año

Segundo análisis de la lotería de Navidad. Se acerca el día del sorteo de la lotería de Navidad, jornada en la que unos pocos ganan mucho dinero y la gran mayoría apostamos por la suerte que tenemos de haber ganado la salud. Francamente, si tuviera que aplicar un deseo, intención u objetivo, que me toque a mí. Aunque no va a ser fácil. Es más, diría que estoy un poco gafado porque, en los años que llevo jugando, no me ha tocado nunca ni la terminación del premio gordo para haber ganado lo jugado.

Pero haciendo un análisis riguroso, creo que en un año como éste de grandes dificultades económicas, habría que buscar vías para favorecer al bien común. La primera alternativa es que el Gordo y el resto de los premios grandes queden desiertos (no toquen a nadie).  Por tanto, ganaría Hacienda, que somos todos. Por lo que he leído, el sorteo reparte en premios más de 2.300 millones de euros, así que sería un buen pellizco.

Si ganase el Estado una cifra similar, es posible que pudiese ahorrarse alguna subasta de deuda (tan polémicas y agitadas en estos tiempos), se reduciría el endeudamiento público, no se necesitaría pedir tanta financiación a los inversores y, por tanto, la prima de riesgo tendría más posibilidades de bajar. El Gobierno, además, podría minimizar, aunque fuera ligeramente, los recortes del presupuesto. También podría acudir a Moody's y Standard & Poor's a comunicarles que se siguen con los planes para mejorar las cuentas públicas. Quién sabe, quizá los premios de la lotería, al caer en manos del Estado, aplazarían o frenarían nuevas bajadas del rating. En definitiva, ganaríamos todos.

En este contexto de búsqueda de alternativas, otra opción que debería ser estudiada por las autoridades es, en lugar de pagar los premios en efectivo a los ganadores, sería la fórmula de retribuir a los ganadores con bonos del estado. El Estado emitiría deuda a cuenta de estos fondos, que de momento no saldrían de la caja del tesoro. De igual forma que en la opción anterior, al colocar estos bonos entre los ganadores, podría eliminarse al menos una de las subastas de deuda que el Estado lleva a cabo periódicamente. Al mismo tiempo, los ganadores darían ejemplo a todos afirmando que "ganamos pero compartimos con todos nuestra felicidad".

Al final si Hacienda somos todos, todos ganaríamos con la lotería de Navidad, todos seríamos solitarios.

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