jueves, 29 de diciembre de 2011

Los ordenadores tienen derecho a descansar

Muchas veces, cuando más prisa tenemos para acabar un trabajo, nuestros ordenadores sufren una ralentización. Creo que nos ha pasado a casi todos. Una aplicación tarde en cerrarse, un programa tarda en abrirse, de pronto empieza a hacerse una actualización... y, de pronto, el ordenador se paraliza. Esto es lo que le ha sucedido esta tarde a una compañera del trabajo. Seguro que los profesionales asegurarían que son cuestiones técnicas las causantes de estos problemas.

Pero yo, no obstante, no sé si estoy de acuerdo. En ocasiones diría que nuestros ordenadores tienen vida propia. Poseen inteligencia y sentimientos. Por las mañanas, muchas veces, enciendes el ordenador y tarda un buen rato en arrancar y estar disponible en un 100%. Quizá el motivo sea que la máquina no se ha despertado completamente y todavía se está desperezando, como cualquier otro ser vivo.

Otras veces, el parón se produce después de comer. Claro, el ordenador está en la sobremesa, momento de sopor y de cierta somnolencia para todos.

Asimismo, quién no ha visto como sus ordenadores sufren una ralentización a última hora de la tarde. Al mío le sucede muchos días. Posiblemente sea porque ya, a ciertas horas, el ordenador está cansado. Sin duda, está rendido tras muchas horas de esfuerzo.

Y es que muchas veces les exigimos demasiado a nuestros ordenadores, horas y horas de funcionamiento sin descanso, programas de texto, PDF, hojas de cálculo, navegador de internet, conexión simultánea al correo electrónico (Hotmail, Gmail y Yahoo, entre otros), a Facebook, a Twitter... les hemos convertido en auténticos esclavos. No me extraña que necesiten descanso.

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