miércoles, 30 de junio de 2010

Los dobles vuelven a estar de moda como en "Espérame en el Cielo"



He visto ayer y hoy las fotos de la actriz Amaia Salamanca caracterizada como la Princesa de Asturias. En mi opinión, creo que ha logrado un gran parecido, al menos tengo esa sensación al ver algunas fotos; especialmente una imagen que presentó ayer Telecinco en la que aparecían las fotos de ambas de manera contigua. Bien por el trabajo de los caracterizadores.

Las fotos de Amaia Salamanca me han recordado una película española de los años 80 del siglo pasado: "Espérame en el cielo", dirigida por Antonio Mercero y protagonizada por Pepe Soriano, José Sazatornil 'Saza' y Chus Lampreave. En el largometraje, ambientado en la posguerra española, Paulino Alonso (Soriano) es un ortopedista que tiene un gran parecido físico con Franco. Durante una juerga privada, Paulino es secuestrado por agentes secretos del gobierno. La intención de las autoridades de propaganda es usar a Paulino para que actúe como doble de Franco en las apariciones públicas de riesgo.

La verdad es que Paulino se parece tanto a Franco que nadie es capaz de distinguirle, ni siquiera su mujer, a la que una noche va a ver escapándose del lugar en el que está detenido, y le dice que para que sepa si es él o el auténtico Franco en los documentales del No-Do, se tocará la oreja delante de las cámara. Tampoco le distingue Carmen Polo. Sin duda, Pepe Soriano lo borda y la película es muy divertida por las situaciones de enredo que provoca. De fondo la nostálgica canción "Espérame en el Cielo" de Antonio Machín.

Y yo me pregunto, ¿tendrán los políticos actuales algún doble para evitar las situaciones comprometidas? Sería más difícil que la gente no le identificara porque se hacen muchas frases y películas. Pero, por ejemplo, qué bien le vendría a Zapatero tener un doble cuando va, por ejemplo, a presidir algún acto castrense. Aunque también en el Congreso de los Diputados le ponen a caer de un burro y seguro que, en esos momentos, le gustaría tener a alguien allí que le pudiera suplantar cuando está sentado en su escaño escuchando al portavoz parlamentario que estuviera en la tribuna de oradores.

Por cierto, los hipotéticos dobles de Bono, ¿tendrían pelo o no? A lo mejor se han tenido que implantar cabello.

También le vendría muy bien un doble a Paco Camps para representarle, por ejemplo, cuando alguien por la calle le recuerda sus buenos momentos con el Bigotes. Asimismo, cuando Aznar hizo la peineta a los estudiantes que le estaban increpando, ¿era él o un doble? Y el de la foto marcando pectorales ¿es Aznar o un doble?

No sé, quizá es el momento de que los dobles empiecen a entrenar para asumir algún papel protagonista cuando la situación lo requiera. Y los momentos comprometidos pueden proliferar en la coyuntura actual. De todas maneras, algún líder político preferiría que quienes tuvieran un doble fuesen los votantes, y que esos dobles estuviesen un poco menos enfadados.

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