Bonita historia la publicada hoy en The Washington Post. A una familia de Estados Unidos le ha llegado una factura de 150 dólares por las compras de personajes, en este caso animales, del juego del iPhone "Tap Zoo", realizadas por su hija de ocho años de edad. Al parecer, a la niña le gustaron las jirafas, las tortugas, los tigres y el resto de animales de este Parque Safari electrónico, preparado para el teléfono móvil de Apple. Al parecer, por cada animalito que se descargaba había que pagar un dinero fijo. Pobres padres, menudo susto que debieron llevarse cuando les llegó la factura.
En estas circunstancias, quizá debería empezar a plantearme si quedarme o no con el iPad. De momento es pequeño, pero mira que si a Nico le da por estos jueguecitos, menudo peligro. Ya sé de algún caso de jóvenes infantes a los que les encanta jugar con el iPhone y otros dispositivos similares. Es posible que la solución, para evitar estos riesgos, sea recuperar alguno de esos viejos móviles que guardo en los cajones que sólo sirven para llamar y, como mucho, enviar mensajes SMS. Nada, nada, los smartphones y los tablets van a estar proscritos.
Réplica de Nicolás: Ja, ja, ja, está bueno mi padre. Se cree que no le veo por las noches cuando estoy tomándome los biberones. Si no está dormido, está con el iPad haciendo no sé qué. En cuanto pueda, engancho el ordenador, a ver si se piensa que a mí no me gustan los videojuegos. No voy a esta todo el día viendo en la tele los dibujitos animados de Dora, Noddy, los koalas y el tal Caillou.
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