Los concursos televisivos basados en preguntas culturales siempre me han gustado. Son programas atractivos en los que se puede ver desde gente que sabe mucho a otros que son un poco más cazurros. En cualquier caso, hay que ser valiente y vencer a los nervios para acudir a televisión a estos concursos.
Para los espectadores, como es mi caso, también es interesante. Cuando se plantea una cuestión a los concursantes, los televidentes jugamos interiormente o con quienes nos rodean para tratar de responder con la mayor velocidad posible y máxima precisión a la pregunta.
Pero ahora esta competitividad hogareña está amenazada por internet y especialmente por Google. Por ejemplo, en un concurso que están emitiendo ahora en televisión han preguntado a los participantes que de qué material estaba hecha la Sirenita de Copenhague. Yo lo tenía más o menos claro, pero cuando han pasado varios segundos, y ante la duda, he mirado en Google, que en unos instantes me ha dado la respuesta. Con rapidez.
Ahora me pongo en la piel de los concursantes de estos programas y estoy seguro de que más de uno, al ser preguntado, estará pensando "qué rabia no tener aquí a Google". Seguro que en estos programas estará prohibido usar el móvil no sea que alguno de los participantes se vea tentado a mirar y...
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