Hay que descalzarse en el autobús, para ir cómodos

La Empresa Municipal de Transportes (EMT) de Madrid siempre ha indicado que viajar en transporte público es muy cómodo. No voy a llevar la contraria a sus responsables, especialmente porque me he dado cuenta de que hay viajeros que se ponen cómodos cuando viajan en el metro o en el autobús. Más bien diría que se ponen muy cómodos.

Este viernes subí al autobús por la mañana. Había sitios libres y me senté. Como no llevaba ningún libro o periódico me puse a observar. No tardé mucho en darme cuenta de que a mi izquierda había una pasajera leyendo. Hasta ahí ningún problema. Me di la vuelta, miré unos segundos por la ventana y al girar de nuevo la cabeza, unos instantes después, la pasajera, que no era ninguna chiquilla, se había quitado los zapatos y había apoyado los pies descalzos en el asiento que tenía delante. No había nadie sentado allí, menos mal. No miento, tengo una foto.

Si yo lo entiendo. Estaría muy cansada, tendría los pies doloridos y no tuvo más remedio que quitarse los zapatos. El aire del autobús, además, puede ayudar a oxigenar los pies. Supongo que pensaría que tenía las medias y los pies limpios y, como dicen los niños, no iba a oler a quesos. Me imagino también que antes de salir de casa se habría aplicado unas dosis de polvos contra el olor de pies como los clásicos Devorolor o Peusek. En definitiva, seguro que pensó que no sería una molesta para nadie. Desde luego, no molestó a nadie porque nadie se sentó en los asientos que había junto a ella en las paradas en que coincidimos en el autobús. Yo también pensé en descalzarme, pero como llevaba botas con cordones me resultaba difícil. El próximo día me pondré mocasines.

Creo que sería una buena idea que la EMT adaptase los autobuses para que todos pudiésemos ir descalzos. Por ejemplo, una opción sería poner moquetas en los autobuses. El objetivo final es la comodidad para sentirse como en casa.