lunes, 20 de julio de 2009

Lo que cansa conducir

Durante cinco días hemos estado caminando casi sin parar por las montañas del Pirineo. Siete horas seguidas, seis, ocho, cinco y media... Unos paseos que implicaban lógicamente, un gran cansancio al término de la jornada. Hoy, sin embargo, hemos hecho la primera excursión en coche. No es que haya acabado cansado, es que... ¡vaya paliza! Lo que cansa conducir. Subidas, bajadas, curvas, entradas a pueblos, frenadas. El listado es interminable.

La excursión, para ir al grano, nos ha llevado a Viella, en el corazón del Valle de Arán. Y que curioso. Ayer fuimos andando desde nuestro hotel en los llanos del Hospital de Benasque hasta la entrada al Valle de Arán a través del Coll de Toro. Hoy, por el contrario, ir al citado valle ilerdense nos ha costado cerca de cien kilómetros. No exagero. Mirad el mapa. Benasque y Viella está relativamente cerca en línea recta pero para ir en coche de una localidad a otra hay que dar un paseito.

Si viniera nuestro querido alcalde madrileño con sus tuneladoras arreglaba el problema. Tres turnos de obra y en un par de añitos, de Viella y Benasque en 20 minutos. Además, y al contrario que en otras obras, aquí no se molestaría a casi ningún vecino. Sólo a algún águila, lirón, marmota o muflón.

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