A mediodía de hoy salía de la cafetería del hospital madrileño Ramón y Cajal cuando he escuchado esta conversación entre dos señoras que caminaban a mi lado.
- "Voy a fumar un cigarro".
- "Te espero aquí dentro, que en la calle hace mucho frío".
- "Acompáñame, no voy a fumar sola en la calle como un perro".
Y al final las dos han salido a la calle casi al mismo tiempo que yo. En ese momento me dije, ¡qué buenos son a veces los amigos de los fumadores! Con el frío que hacía hoy en Madrid.
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