Música para bebés: buena para ellos, peligrosa para los padres

Antes de escribir este post, y para que no haya malentendidos, debo dejar claro que mi nene, en sus primeros 33 días de vida ha comido y dormido bastante bien. De todas maneras, para este último ámbito, tal y como sabéis los padres, existen algunas herramientas que pueden ayudar a conciliar el sueño: la música para bebés, un sonido que contribuye a la relajación de los bebés y a mostrarles el camino para conciliar el sueño.

Nosotros ya la estamos probando en casa y no está mal, aunque habrá que mejorar; eso por el lado del bebé. Por el lado de los padres, la música para bebés es muy buena, más bien diría peligrosa, porque puede relajar demasiado y llevar a los progenitores al mundo de los sueños. Así, pueden dormir tranquilamente a pierna sueñta mientras los bebés montan un guateque.

Esos sonidos de las olas de un mar en calma rompiendo contra la playa sin otros ruidos ajenos son un placer, por momentos, indescriptible. A mi nene no le disgustan (aunque cuando tiene hambre le importan un bledo), pero a mí me embriagan.

Si entráis en Youtube, por ejemplo, hay muchas grabaciones con este tipo de melodías, que se mezclan con fotos de lugares muy bonitos, con dibujos de personajes de dibujos animados muy reconocidos por los más jóvenes... Así, si el estrés no deja dormir, algo muy típico en estos tiempos entre los adultos, ya sabéis, música de relajación de bebés. Seguro que no seréis los primeros.

Recuerdo unos capítulos de la serie "Sex in the city" ("Sexo en Nueva York" en la versión española), en la que Carrie tiene un novio que para dormir necesitaba este tipo de sonidos. Inicialmente, el novio utilizaba para conciliar el sueño unos sonidos de ranas, pero la pobre Carrie no dormía nada con el "cro cro cro". Al final, la escritora logra encontrar un sonido de olas satisfactorio para todos los durmientes.

Si es necesario, llamaré a Carrie Bradshaw, aunque por el momento, mi nene no va a necesitar de sus servicios para dormir. Aunque, también espero que no sea él quien quiera llamar a Carrie para que le lea uno de sus artículos del “New York Star”.