sábado, 1 de enero de 2011

Ya soy mayor, me gusta el Concierto de Año Nuevo

Debo haberme hecho mayor porque me encanta ver el Concierto de Año Nuevo, que cada año se retransmite desde la Ópera de Viena en la mañana del 1 de enero (acaba de terminar). No entiendo cómo, cuando era más joven, no me gustaba. Qué borrico que era entonces. Sin embargo, ahora me emociona. Si es una maravilla.

El Danubio Azul  de Johann Strauss (hijo) o la majestuosa e imperial Marcha Radetzky de Johann Strauss (padre) siempre amenazan con provocar que se salte alguna lágrima (tengo que reconocer que fui a Austria de luna de miel así que siempre queda algo).

Por supuesto tengo que admitir también que siento una envidia bárbara de quienes están escuchando el Concierto de Año Nuevo en directo. ¡Qué suerte! Si alguna vez me toca la primitiva y me hago rico, intentaré ir. Y eso que, según he leído alguna vez, las entradas tienen un precio prohibitivo, pero el concierto es el concierto y Viena es Viena.

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