jueves, 8 de julio de 2010

El futuro del pulpo Paul: el exilio o la olla

El pulpo Paul sigue siendo protagonista de la vida cotidiana del Mundial de fútbol Sudáfrica. Por lo pronto, y por lo que he leído en algún periódico, creo que va a hacer su última adivinanza relacionada con el torneo futbolístico. Holandeses y españoles ya están a la espera del pronunciamiento de Paul. Su voz puede condicionar el partido.

Pero, al mismo tiempo, el futuro de Paul sigue siendo una incógnita. De hecho, ya hay muchas opciones sobre cuáles serán sus próximos pasos (se entiende que es una metáfora porque el pulpo tiene tentáculos y no patas). Esta mañana, he escuchado en la radio a una señora que pedía que España diese asilo político a Paul, si sus conciudadanos alemanes de la ciudad de Oberhausen (reside en el Sea Life de esta ciudad del oeste de Alemania) deciden expulsarle del país por haber apostado en favor de España en el partido de este miércoles frente a Alemania. Creo que en Alemania se está extendiendo el apetito por comer pulpo.

Al mismo tiempo, y según ha comentado aquí un lector fiel de este blog, la ministra de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino (antiguo departamento de Agricultura, Pesca y Ganadería), Elena Espinosa, ha intervenido en la polémica. Al parecer, en tono de broma, ha dicho que va a "solicitar en el Consejo de Ministros de la Unión Europea (UE) del próximo lunes que se active una veda para que a Paul no se lo coman los alemanes”.

Uy, uy, uy, si no recuerdo mal, Elena Espinosa es gallega, es de Orense. Me parece que esta intervención puede tener motivos gastronómicos. La ministra quiere traer a España a Paul para comérselo "a la gallega", cocidito en una olla de cobre, y enriquecido con su pimentón, sus cachelos (patatas), bien cortadito...

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