domingo, 25 de julio de 2010

Quien a hierro mata, a hierro muere

En la noche del 25 de julio de 1992, día en el que se inauguraron los Juegos Olímpicos de Barcelona, un grupo de desaprensivos impresentables escandalosos organizó una de las grandes fiestas que esa noche vivió la Ciudad Condal. La música, cánticos y gritos irrumpieron en la calurosa noche barcelonesa protagonizando una juerga descomunal en uno de los grandes patios del Ensanche de Barcelona, en la calle de la Marina, muy próxima a la Sagrada Familia de don Antonio Gaudí.

Tal fue el escándalo que a mitad de la fiesta se presentó la policía en esa vivienda de la calle de la Marina tras recibir la denuncia de más de una decena de vecinos, tal y como dijo la agente presente que, pese a la invitación y de muy malos modos, se negó a incorporarse a la juerga. “Un día es un día”, fue el argumento usado por estos impresentables para justificar la ‘paliza’ dada a los vecinos hasta altas horas de la madrugada.

Ahora, justo 18 años después, quien a hierro mata a hierro muere. Uno de estos desaprensivos impresentables escandalosos ha sufrido en sus carnes los efectos ruidosos de la fiesta de unos vecinos hasta altas horas de la madrugada en la barcelonesa localidad de Sitges. “Un día es un día”, habrá pensado alguno de los organizadores de esa fiesta, amenizada por una banda sonora compuesta por canciones de Boney M, Abba, Nino Bravo y, para coronar el jolgorio, el “Amics per sempre” cantado por los Gypsy Kings, precisamente el himno de los maravillosos Juegos Olímpicos de Barcelona, de cuya inauguración hoy se cumplen, sí, ¡18 años!

A favor de los desaprensivos impresentables escandalosos de 1992, en su fiesta no se utilizaron las desagradables vuvuzelas.

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