domingo, 18 de julio de 2010

¿Es verdadera La Gioconda del Louvre?

El Louvre es una maravilla. Si no es el mejor museo del mundo se queda cerca. Pero, al igual que sucedía ayer con el museo d'Orsay, es industria pesada: ¡cuánta gente! Sin todos los visitantes, las arcas del Tesoro francés se debilitarían y pasaría a tener los mismo problemas que sus equivalentes en Reino Unido, Irlanda, Grecia, Portugal, Italia y España. Pobre euro, menos mal que el Louvre le defiende.

En este esenario, no hay duda de que la mayor parte de la gente que viene a París sí quiere ver las grandes obras del Louvre. Por encima de todas, destaca La Gioconda de Leonardo da Vinci. La famosa Mona Lisa concilia más interés que los grandes futbolistas. El cuadro está expuesto en una de las grandes salas y cuenta con al menos dos barreras para que la gente no se acerque. De no ser así, alguien se la comería, y no exagero. Los pobres Veronés, pese a su imponente cuadro "Las bodas de Canaan", Tintoretto, Tiziano y compañía lo tienen muy mal, casi nadie les presta la atención que se merecen.

Y es que centenares de personas ocupan continuamente la citada sala para ver La Gioconda y machacan una y otra vez los botones de sus cámaras fotográficas. Y muchas con flash, aunque está prohibido. Flash por aquí, flash por allá, no paran y los encargados del museo no dicen nada. Qué extraño. ¿Y si la obra expuesta no es la auténtica? Si fuera verdadera, es muy posible que se mostraran más duros para evitar los continuos flashes que, por otra parte, también acorralan a obras como “La victoria de Samotracia”, “El escriba sentado”, “El código de Hammurabi”, “La libertad guiando al pueblo”, los increibles toros asirios de cinco patas y cabeza humana... Todas las obras famosas sufren los latigazos de los flashes.

Así, me surgen algunas sospechas ¿Serán las grandes obras expuestas unas copias precisas de los originales? ¿Estarán los originales escondidos en una sala secreta blindada para que los vean sólo el inspector Clouseau, el presidente de la República y su señora? Sólo Carla Bruni tiene la respuesta.

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